Tendré que alejarme de todo para ver con perspectiva, tendré que respirar lentamente dos o tres veces o más, tendré que llorar. No hay más que hacer. En la vida hay un momento que ya nada depende de uno, las cosas parecen moverse solas y uno es solo una marioneta en un espacio y tiempo particular. Estoy en manos de las conexiones a mi alrededor, las energías de las cosas y la paciencia de mis extremidades.
Me despido, con la mano en el corazón. Parte de madurar es dejar lo que no funciona, dejar las ilusiones de lado y ver con claridad. No sé cual es mi destino, pero ya algún día lo sabré y tal vez ni siquiera tenga a nadie que contarle. Ni siquiera el mundo de los sueños y de la literatura.
Fue una mala semana, un mal mes y va derecho a un mal año, sigo resistiendo los golpes, perdiendo cosas que amo, cerrando puertas. Pero es el momento, todo esto ha perdido el sentido. Deberé buscar otra salida.
Adiós...
Fotografía Jimmy Bay