Cómo verte más hermosa

Publicado el 26 julio 2018 por Decorarmonia Priscilla Locke @decorarmonia

El otro dia me crucé en la despensa con una chica que parecía una visión. Por su acento me di cuenta de que era venezolana. Su imagen era perfecta, las proporciones ideales de las que hablaban los antiguos griegos. A pesar de que iba maquillada como una muñeca, ese maquillaje la convertía en una belleza aun más irreal. Como una muñeca con vida. En sus lacrimales había colocado unos delicados brillos, como piedras facetadas que irradiaban destellos. En resumen, era una divinidad. Estoy segura que donde quiera que esta persona va, generara esa misma reaccion, pues no solo yo, me fije que ella era el centro de todo. Era irresistible para hombres y mujeres. ¿Es posible ser demasiado bella? ¿Demasiado que vuelvas feo a todos los demás a tu alrededor?
La belleza es subjetiva, pero sin lugar a dudas, hay patrones establecidos, digamos, proporciones armónicas que explican algo tan abstracto. Hay personas indudablemente hermosas, y hay que reconocerlo, eso les abre puertas. Lo bonito atrae. Pero hay algo mas alla de ser simplemente bonito. Algo que engancha, que compromete tu atención a niveles que traspasan lo superficial. Algo que te hace pensar en esa persona como una hermosa persona, no solo como alguien hermosa. Hay cierta sutileza al añadir la palabra “persona”.
Esa noche fui testigo de algo más. No era la perfección del maquillaje lo que hacía a esta chica tan inusualmente bella. Era su actitud, su sonrisa, su encanto. Eso no tiene que ver tan solo con la apariencia agradable. Sin su sonrisa, hubiera sido un maniquí viviente, algo bonito… pero nada más. Hay una belleza extra en quien sonríe.
Me gustó ver que la sonrisa es contagiosa. Que todos se sintieron bien tras experimentar ese breve encuentro con aquella hermosa mujer. Las sonrisas que permanecieron causaron luego una reacción en cadena. Todos los que entraron luego a la despensa salieron sonriendo. Y ya no era necesario ser extraordinariamente bello para conseguir la misma reacción positiva. Tal vez sin arrollar tanto la belleza de los demás, pero sí contagiando su energía positiva. No es necesaria la apariencia perfecta. La sonrisa sí, es obligatoria.

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