Cuentos por teléfono, para padres con prisas e imaginación: gianni rodari

La reseña de hoy comienza como un cuento: Erase una vez... Gianni Rodari y la niña Anabel. Ellos no lo saben, él no lo sabrá nunca, pero es el autor de un cuento que perseguirá a esa niña y se reencontrará con ella treinta años después de su primera unión. Corría el año mil novecientos ochenta y poco,  un periódico regional sacó un cuaderno de verano con actividades, cuentos, consejos para los pequeños. Un libro fabuloso que no volvió a aparecer nunca más y que terminó perdiéndose en algún cubo de basura, porque estaba descuadernado y un poco hecho polvo (destrozado, mejor no engañarse). En ese libro había un cuento titulado "El país sin punta", la niña no se fijó en el autor (ni le importó un pimiento) pero le encantó. Trataba de un niño  que viajaba mucho y llegaba a un país donde todo era redondeado, hasta las espinas de las rosas. Un país donde todo iba al revés y que caló dentro de ella... bueno, de mí. Ni sé la de veces que he pensado en aquel libro y he lamentado su pérdida.  Pasaron muchos , muchos años y un día mientras buscaba un libro para regalar en un cumpleaños, se me posó en las manos uno de aspecto algo anticuado y sencillo: "Cuentos por Teléfono" de Gianni Rodari. Lo abrí, miré y remiré y de repente las palabras mágicas resonaron en mi cabeza "El país sin punta". No podía creerlo, se me escapó una sonrisa. Ahí estaba otra vez, ¡ese era el cuento, ese era! No lo pensé y aunque la edición era antigua (los dibujos también) y me aseguraron que podrían conseguirme otra más moderna y bonita, lo traje a casa y ahora vive aquí.
El personaje que sirve de origen para los relatos es el Señor Bianchi, un viajante que recorre Italia seis días a la semana y todas, todas las noches, a las nueve en punto, llama a su hija por teléfono para contarle un cuento. Son breves, originales, derrochan imaginación. Perfectos para leer uno o varios antes de ir a la cama. Contaréis (o leeréis) historias sobre narices que huyen, caminos que no van a ninguna parte, ratones que comen gatos, refranes antiguos y por supuesto, pueblos que no tienen punta.
Es cierto que mi edición es un poco antigua (hablan de pesetas) y las ilustraciones quizás no estén muy a la moda, pero es un libro muy entretenido. Hay otra más novedosa de la propia Editorial Juventud, ilustrada por Emilio Urberuaga (premio nacional 2011 de ilustración). También Circulo de Lectores ha publicado su propia versión ilustrada por Mariam Ben-Arab. He colgado en la entrada una ilustración de cada uno, como veis son muy diferentes, decantaros por una u otra depende de vosotros.