4 días

Detrás de cada abrazo son cuatro días. Te abrazo en la puerta y al pasar la llave son cuatro días. Más o menos porque nadie ha dado con el tiempo exacto. Son cuatro días de desconcierto y no saber de nada. Para que al quinto te abrace de nuevo y empecemos a contar de cero.

Detrás de cada día que no te beso son cuatro o cinco días que espero y pienso en cuándo será el día cero. Uno de enero, con un feliz año nuevo, y otro beso robado para ser el primero. Vuelve, año nuevo, a decirme que dormiremos esta noche sin miedo. Solo dormir aunque se nos antoje un beso, aunque nos abracemos sin permiso. Vuelve que luego son solo cuatro días.

Detrás de esos cuatro días suele venir el principio, pero una vez no vino. Y fueron sucesiones de cuatro días sin recreos. Cuatro días uno tras otro. Y pensando que el peso de un beso son cuatro días esperando a ver si volvemos a vernos de nuevo.

Son cuatro días en los que me muero de miedo por si vuelven a repetirse en espiral y después besarnos me da más respeto. Cuatro días sin saber. Cuatro días que perdemos. Cuatro días en los que no pensar demasiado, por si acaso al quinto me castiga no verte quince días, dos meses o lo que parece una vida.

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