Hoy, veintisiete de octubre, escribo el texto número trescientos de mi reto 365. Para celebrarlo por todo lo alto, voy a aprovechar que tecleo esta entrada del blog para hablar de ciertos especímenes toca narices que a veces aparecen en el mundillo literario. En concreto va por uno porque llevo leyéndole desde esta mañana demasiadas falacias juntas y, oigan, una tiene un colmillo venenoso que si se lo clava demasiado en la lengua se puede envenenar y no es plan. Va por usted, señor Incierto.
Vayamos por partes, caballero. Presentación literaria a la que no va ni el Tato, de acuerdo. No le quito la razón en lo que comenta sobre la falta de publicidad por parte de editorial y librería. Eso sí: no tenga la poca vergüenza de ir por ahí diciendo que hay que ver, que no va nadie del mundillo literario de Málaga a dicho evento cuando no lo anunciaste en páginas relacionadas con el tema, ni siquiera en tu muro, ni hiciste evento ni nada; ahí te comportaste exactamente igual que la editorial y librería con la falta de publicidad. El hecho que luego insistas por activa y por pasiva de que no fuese nadie me enerva bastante: lanzando tiritos y demás mensajes en plan “fíjate lo que he dicho, que yo no me callo nunca”, además de la actitud de plañidera que me traes (y más sabiendo que has sido, repito, como la editorial y la librería al no publicitar TÚ por tu cuenta el evento, ya que estabas interesado en ello) hacen que me des mucha vergüenza ajena. Y me explico: que te quejes de las cosas que no dependen de ti y están mal me parece correcto, que te quejes de cosas que hiciste tú mal y, encima, echas la culpa a los demás a mis ojos es como una pataleta de crío. Y manda muchos cojones que esto lo diga yo, cuando tú me doblas la edad.
A partir de ahí, y dicho lo dicho, no tengo más que añadir. No necesito ocultarme, ni lanzar tiritos de forma sibilina, ni patalear en ninguna parte para decir lo que pienso. Si no me he dirigido en ningún momento a decírtelo públicamente, a tu nombre, es por el simple mecanismo de la censura: me niego a que me borren ningún comentario con mi opinión, así que aquí está, negro sobre blanco, para que se lea las veces que sean necesarias. Y se me critique, claro, por supuesto. A ver qué va a pasar con la niñata esta, que no es nadie y fíjate lo que va diciendo. Eso seguro que le han comido la cabeza.
Pista: sé pensar por mí misma. Lo que digas a partir de ahora me dará igual, pero como colectivo, como incluye a más personas además de a mí, pues tenía que decirlo. Además, que no me gustan las mentiras ni las manipulaciones, así que ahí va otra cara de la historia. Por si alguien quiere leer otra versión del tema.