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Adiós, Milord

Publicado el 06 febrero 2012 por Rubydelfino
Milord ha sido el último de una serie de catastróficas apariciones sentimentales en la vida de mi compañero de piso, Cameron. Al principio me hacía gracia, no sé... Tenía un acentillo mezcla europeo, mezcla sudamericano que le quedaba muy simpático. Además era guapito, delgadito... La cuestión es que hacían buena pareja y se les veía interés por ambas partes. Al menos al principio. Porque la historia ya ha acabado, para el bienestar de todos los que formamos el círculo de Cameron. Y es que el niño este resultó ser un poco hijo de puta.

Adiós, Milord

Cameron, un chico con mala suerte

Sí, porque ya le estaba mareando al pobre Cameron. Recuerdo a mi pobre amigo en casa, a veces, mirando al techo mientras Amanda se trajinaba a algún madurito que ella denominaba "Sexy Papi" (para el resto del mundo, nada más lejos de la realidad), y yo leía algún libro, amenizado con el canturreo de gemidos de la telefuckeadora (os recuerdo que Amanda trabajaba en una línea erótica). Me confundía ver a Cameron así, ya que él siempre estaba con el modo jovial "on" y hablando de sus travesuras con aquellos hombres que denominábamos "Pelvis Breaker". Pero estaba raruno.
Compungido, -sí, vale, estoy exagerando, me la sudaba un poco- le pregunté bajando el libro de mi cara que qué cojones le ocurría para tener esa cara de rosa mustia de La Bella y la Bestia. Y empezó a contarme que Milord había cambiado (en un mes y algo). Los primeros contactos entre ellos habían sido a través de Internet y en ellos, Milord se mostraba algo infantil, ingenuo, y muy tierno. Buscaba el amor. Y era virgen, atención.Cameron, que es bastante romanticón, vio en este chico un filón.
Había noches en que, sentados en nuestro salón con alguna copita de vino sobre la mesa, me contaba que no se parecían mucho. Cameron es un chico normalete, guapo, pero su vida es muy normal. Sale cuando puede con los amigos (como todos), trabaja para vivir (como todos), ahorra para sus vacaciones (como todos)... Pero no Milord. Este niño era hijo de unos diplomáticos que se lo daban todo hecho. Incluso, había veces en que le daban venadas, un "reset", y se cogía una semana libre para irse de vacaciones él solo a alguna playa del continente americano, gastos pagados por los papis. Se compraba todo lo que quería. No usaba nada que no fuera de marca. Bueno, te puedes imaginar. Yo personalmente pensaba que estos tópicos eran exageraciones. ¡Y una mierda de caballo! ¡Existen! ¡Y están aquí para jodernos!
Milord empezó a decirle a Cameron que se estaba enamorando de él. Mi compi -pobre iluso- se dejó llevar e incluso llegaron a tener un acercamiento sexual. Básicamente Cameron se lo comió enterito, aunque el niño no llegó al orgasmo (estaría nervioso, qué se yo). Eso sí, el pestudo de mi amigo no recibió ni un lengüetazo. Yo le dije que así era mejor, porque para que te la chupen mal pues mira, no. Encima quedas mal porque así no se corre nadie en la vida.
Pero este chico que buscaba el amor y demás cosas bonitas de repente empezó a comunicarse mucho menos. Y Cameron empezó a rallarse. Y comenzó a rallarnos al resto. Y los rallados hablábamos entre nosotros de cómo desrallarse. Hasta que un día, Milord, con sus santos huevos, le dice a Cameron que no le apetece verle y que lo siente. Yo cuando le ví esa cara de Irene Villa en plena explosión me asusté. Ahí no hizo falta convencerle.
Así que allí estábamos. En mi salón. Yo con un libro de Lucía Etxebarría -tengo la teoría de que cada vez que alguien dice este nombre, se libera un pedo en el mundo-, Cameron con su cara de "oh, no, Geri abandona las Spice", y Amanda brincando como una skizo sobre un "elderly people". Cameron decide hablar. Me dice que por fin le ha dejado. Esta tarde. Que se lo ha tomado bien. Que, básicamente, ni se ha inmutado. Que él también sentía que debían dejarlo, pero que no se lo dijo antes porque no se le había ocurrido. Me dice también que se siente aliviado. Que está feliz. Le pregunto que a qué viene esa cara de ojete garrapiñao. Me responde que esa tarde había follado con un desconocido para desquitarse. Súmale que se ha enamorado de ese desconocido. Ese desconocido está casado. Sí, bueno, es una putada... Pero ya se lo sacaremos de la cabeza. Lo que importa ahora es que Milord se ha ido. ¡Adiós, Milord!

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