Revista Diario

Embestidas con sorpresa

Publicado el 11 marzo 2013 por Rubydelfino
La mala suerte se está ensañando con mi grupo de amigos. Cocó ha pasado una de las peores épocas de su vida, y todo por un individuo cobarde no tuve narices a decirle algo que, en opinión de todo el mundo, debería decirse a cualquier compañero sexual que se precie. Pero, en fin, comencemos con la historia.
Cocó conoció a Bernie (pronúnciese Bónii) en la fiesta de cumpleaños de su amiga francesa Genevieve (pronúnciese Yenefif). Mi amiga me contaba que al principio no hubo mucho feeling entre ellos, porque pensaba que era un señorito andaluz. Sin embargo, según la noche fue avanzando, las conversaciones se volvieron más profundas. Incluso Cocó le habló de su extraña adicción a rascar con los dientes el papel de las magdalenas en busca de miguitas, algo digno de docu-reality de Divinity.

Embestidas con sorpresa

Voy un poco desCocada

Tras aquel primer encuentro volvieron a verse en un par de ocasiones. Pero Cocó es... Cocó, así que llevó hasta sus últimas consecuencias aquel famoso lema de María Lapiedra de 'pasa un invierno de rechupete metiéndote pollas por el chochete'. A la tercera cita estaban dándolo todo en la cama, mientras Cocó se metía en el papel y lanzaba al aire 'arsas', 'arriquitáuns', 'olés' y 'ojús', además de terminar cantando la salve rociera cuando llegó al clímax, castañuelas en mano incluidas, cual cangrejo cañí. 
Pero 'Embestidas live in concert' tuvo unas consecuencias que Cocó no esperaba. Tras las correspondientes comprobaciones de rigor, los amantes se percataron de que el preservativo se había roto. Y no era una pequeña fisura, sino una raja que ya la quisiera Kimberly pa ella. El shock no tardó en llegar, y Cocó entró en pánico.
Después de hablar con ella e intentar tranquilizarla, mientras Bernie hacía papiroflexia con la funda de sus cojones en su casa, Cocó tomó la píldora antes de que hubieran pasado doce horas del salvaje acto sexual. Sin embargo hubo un factor con el que ni Cocó ni yo contábamos: Bernie era tan imbécil que le daban a cuidar una tortuga y se le escapaba. El maldito cobarde tuvo una conversación POR WHATSAPP (quí virgüinsa) que ni la más retorcida mente hubiera barajado. Tras dar más vueltas que un guionista de Los Simpsons para ocurrírsele el nombre de Pechitos McTetis, finalmente Bernie le tecleó su gran secreto: padecía la preciosa hepatitis C. El público del gran reality show en el que vivo se levantó e hizo la ola. Pero como toda chica guapa, siempre va acompañada de su amiga La Simpática (para el resto de los mortales la fea), que en este caso se llamaba sífilis. ¡¡Un dos por uno!! El público volvió a levantarse mientras cantaba Let The Sunshine In.

Embestidas con sorpresa

¿Dónde estás, profiláctico?

¿En qué momento a alguien se le ocurre practicar el acto de la fornicación obviando semejante detalle? Mientras leíamos sus mensajes, con cada frase Cocó se asombraba, lanzando aspiraciones de sorpresa que yo no sabía si estaba catatónica o hiperventilando. Decidimos que al día siguiente se pediría unos análisis y comprobaría su estado de salud, intentando olvidar lo máximo posible el incidente. Pero Cocó no podía olvidar, especialmente cuando al día siguiente, en una visita al baño, notó una sensación rara en su puerta del amor, como un cuerpo extraño... Tras autoexplorarse, ahí estaba. El signo de la culpabilidad. Un trozaco de condón con el que podía hacerse un Birkin. 
De aquella situación me quedaron claras dos cosas:
1. La gente tiene mucha cara. Lo que habitualmente se escucha de que la gente va a su rollo es totalmente cierto. Afortunadamente el cuerpo de Cocó estaba sin problemas tras los análisis, todo perfecto, pero el agobio que se llevó no tuvo precio. No creo que cueste tanto ser responsable.2. Cocó tenía que construirse un nuevo lema. Algo así como 'si quieres un invierno fantástico utiliza pollas de plástico' o 'si quieres estar sana y en forma, consuélate con vergas de goma'.
De Bernie... poco se sabe. Por lo que nos comentaba Genevieve, se ha abandonado a las prácticas de riesgo y ahora acude a gabinetes de sexo extraño donde le defecan encima y cosas igualmente excitantes. Vamos, que últimamente le caen unos marrones del copón de la baraja. El karma nos sigue dando sustos. Me pregunto cuál será el próximo.

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