Siempre creyó que hay determinados objetos que tienen su propia energía, su propia alma. Son esos objetos que tenemos siempre olvidados, pero cuando un impulso diferente a encontrarlo te lleva a él, cuando a uno de esos objetos lo sacas de su equilibrio, te arrastra consigo a lugares y tiempos que tenias olvidados.Esa mañana Juan comenzó instintivamente a ordenar todos los libros que tenia encima del armario, tarea ardua ya que era un devorador de literatura, por lo que su habitación poco a poco comenzó a vaciarse de muebles para llenarse de incontables columnas de libros. Encima del armario, guardaba los primeros libros que pudo comprar con su pobre sueldo, había también otros olvidados de amigos que se los prestaron, e incluso libros de la biblioteca del instituto. Tan atrás quedaban ya esos libros que comenzó a leer sus títulos, sorprendiéndose de no recordar las historias que encerraban, o de recordarlos vagamente.Al fondo, el la columna apoyada en la pared, había uno muy deteriorado, lleno de rotos e incluso de humedad. Leyó el titulo "El guardián entre el centeno" y de él si recordó vagamente la historia, también lo desilusionante que fue leerlo ya que las expectativas puestas en el fueron muy grandes, le dejo frío, de esos libros que esperas te lleven a otro lugar, te traspasen otros sentimientos y sin embargo son tan anodinos que aunque realmente sea bueno, acabas por detestarlo. Le abrió ojeandolo por encima. Ya no podría volverlo a leer, estaba muy deteriorado. Al llegar a la mitad del libro encontró una foto. Una foto amarillenta, algo estropeada pero se veía claramente los protagonistas de la foto. Eran él, que se encontraba en el centro de la foto, su antigua amiga de la infancia Sonia, que estaba haciendo una mueca graciosa a su derecha, y a su izquierda su novio Ruben, con el que estuvo hasta hace bien poco y por el que aún seguía luchando para olvidar.Una sonrisa le llego a la boca, era un momento entrañable el que vivieron en esa foto, con el bosque y la cordillera de fondo. En el verano de algún año de los noventa, cuando tenia 16 o 17 años, se decidieron por fin a subir aquella montaña que siempre habían planeado, aquel día fue cuando lo hicieron realidad. Realmente se lo pasaron bien. Siguió mirando la foto mientras las lagrimas le resbalaban por las mejillas. El dolor lo sentía muy dentro. muy oscuro, un dolor que todos llevamos dentro y dentro se hace más dolor.Fijamente enfocando su mirada tras las lagrimas a sus propios ojos, los ojos de la foto, esos ojos del ayer, esos ojos de su yo joven, enamorado, vital, descubrió para su sorpresa que no estaban alegres, se conocía muy bien y esos ojos ahora le transmitían picardía e incluso ansia, vergüenza y timidez. Fue cuando se acordó de algo profundamente olvidado, enterrado en el abismal sueño de la conciencia, se acordó del día de la foto, se acordó que no estaban ellos tres solos, se acordó que no miraba al objetivo, miraba a la persona que estaba detrás de la cámara.-¿Como se llamaba?... eso no lo recordaba, pero si que era el hermano mayor de Sonia, que los había llevado en su coche. Y que por petición de los padres de su amiga les debía acompañar y les acompaño en toda la excursión. Se acordó de la electricidad que sintió cuando por la mañana, cuando aún el sol era un reflejo tímido en el horizonte y el frió apelmazaba sus manos, lo estaban esperando a que sacara el coche de la cochera. El momento en el que bajo del coche y lo vio tan alto, tan hermoso, con esa mirada tan dejada, tan estudiada, sus sentimientos se volvieron locos. Sus mejillas se pusieron rojas en el instante y corrió veloz a introducirse en el coche para que no lo descubrieran.Todo ese día fue un juego de mirarle sin que los demás atraparan sus intenciones. Y eso es lo que mas le hizo gracia. Recordó que todo aquel juego acabo en el momento de despedirse. Nunca mas le vió y nunca mas se acordó. Aquella noche fue una más como tantas en su vida. Hasta hoy, cuando al encontrarse con la foto olvidada, entiende que los momentos se graban en algún lugar de la piel, en algún lugar del cerebro y que vuelve a sentir la atracción por la mirada misteriosa, oculta de aquel que estaba fuera de la foto, el que estaba fuera de su camino, fuera de su vida...... al otro lado.