Últimamente me ha dado por hacer pequeños retos personales: desmaquillarme siempre antes de acostarme, tomar más fotos y preocuparme por las que tomo con el móvil, poder organizar mi semana con anterioridad y hacer pasteles que crezcan.
Nunca antes había hecho un bizcocho, de estos sencillos pero increíblemente esponjosos. Así que en la semana decidí hacer la prueba y preparar uno aparentemente sencillo.
En principio se hace con sémola de trigo duro, pero no conseguí, en realidad me traje a casa una caja de cous-cous y aunque el empaque dice que es lo mismo, pues no me atreví.
Decidí sustituir la sémola por harina para bizcochos, mientras rezaba a Santa Pastelera porque la cocina es pura química y si no logramos las medidas correctas… lo arruinamos.
Cosa que no ocurrió: el resultado fue ¡esponjosamente esponjado! Y yo feliz, y bailando por la cocina mientras contemplaba mi obra de arte
Ingredientes:
- 500 gramos de yogur griego o natural
- 4 huevos
- 600 gramos de azúcar
- 125 gramos de mantequilla
- 1 sobre de levadura en polvo
- 500 gramos de harina para bizcochos
- El zumo de 1 limón
Preparación
Primero vamos a precalentar el horno a 175º.
Vamos a derretir la mantequilla, y dejamos que se enfríe un poco, mientras tanto en un bol grande, vamos a mezclar el yogur con los huevos, y 200 gramos de azúcar (el resto lo usaremos luego). Ahora agregamos la mantequilla que ya debe estar fría.
Mezclamos aparte la levadura con la harina, e incorporamos al bol poco a poco, mientras vamos mezclando.
Untamos con mantequilla un molde redondo o cuadrado, y vertimos la mezcla. Vamos a hornear por 45 minutos aproximadamente.
Como todos los hornos son diferentes, siempre podemos optar por pinchar el centro de la tarta con un cuchillo o palito, y si sale limpio sabremos que está lista. ¡Nunca falla!
El resto de la azúcar que nos sobró la vamos a mezclar con 750 ml de agua y vamos a dejar que hierva por 5 minutos, removiendo con una cuchara cada cierto tiempo. Al cabo de este tiempo, agregamos el zumo de un limón y hervimos por 2 minutos más a fuego lento. Con esto obtendremos un jarabe que debemos dejar que enfríe.
Cuando la tarta esté lista y fría, la sacamos del molde y la vamos a rociar con el jarabe de limón que hemos preparado.
Yo utilice un cuchillo y le hice unas cuantas “puñaladas” para que pasara más rápido el líquido.
Y eso es todo. Pueden decorarlo con azúcar glass si tienen a la mano, o decorar con cucharaditas pequeñas de yogur.
¿Las tartas te quedan esponjosamente-esponjosas?¿O estás como yo en la búsqueda del secreto mágico?