La lluvia ofrece infinidad de opciones creativas, si no miremos al cine, utilizando la lluvia para crear momentos reflexivos, melancólicos, apasionados, en definitiva, dando intensidad, de igual modo sucede en la fotografía. Pero ¿y el equipo? Tendremos que protegerlo adecuadamente para evitar que se moje y, por tanto, se rompa. Existen fundas para las cámaras y flashes que nos ayudarán a evitar que la lluvia cale nuestro equipo. ¿Y nosotros? O un buen chubasquero o nos llevamos a un amigo que nos proteja con un paraguas.
El entorno se transforma
Todo el paisaje tanto natural como de ciudad cobra un aspecto diferente. Se torna muy interesante porque las emociones que deseemos plasmar en la fotografía se hacen más intensas. Por ejemplo, imagina un beso en un paisaje con sol, ahora un beso bajo la lluvia; éste último es más de película, más apasionado. No solo la creatividad en los temas se dispara, el entorno cambia, la luz, los reflejos, se nos abre un mundo de posibilidades.
Luces de ciudad y reflejos
La ciudad, sobre todo por la noche, se encuentra iluminada por las farolas, los carteles de los comercios… la lluvia nos da la oportunidad de captar la luz de la ciudad a través de las gotas de lluvia, los reflejos en los charcos, farolas que se convierten en focos de luz o semáforos que tiñen la carretera de colores.
Los reflejos y su fotografía nos ofrecen la posibilidad de explorar el arte surrealista donde no necesariamente hay que identificar los objetos, o éstos sobran una vida muy diferente. No hay límites, solo tu imaginación.
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