Como si fuera para siempre

No quiero irme de aquí. Puede que un día, quizás mañana, me apetezca largarme para siempre, pero no hoy. Y no puedo vivir pensando en que debo irme, en que quieras irte, en que este sitio no tenga un alquiler indefinido para más de un loco.

No puedo dar mi vida intensamente sabiendo que todo está de paso. Solo sé vivirlo como si fuera para siempre. ¿Para qué perder el tiempo? ¿Por qué darlo todo pensando en que dejaremos de respirar? ¿Por qué entregarme con los pies en la tierra cuando ya tienes la mirada puesta en volar?

Se me hace el mundo inmenso e inalcanzable al cariño. No rechazo su grandeza, el eterno regalo de nuestra existencia. Plural y distintiva, la riqueza de tantos universos en cortos pedazos de espacio y tiempo. Somos historia, cultura, experiencia y fuego. Somos todo, y todo a tu alcance, ¿para qué negarlo? ¿para qué discutirlo? Pero no todos los sueños están escritos en notas de despedidas y huidas.

No todas las vidas están encaminadas a irse lejos, aunque de hecho terminen por irse más allá de donde alcance tu vista mirando al mar. Quizás nos vayamos a cualquier otro lugar, juntos o por separado, pero jamás viviría en un puente entre ahora y donde querría estar. No me vale amar todo lo que no alcanzo, todos los lugares en los que no estaré, las vidas que no tendré, las libertades que fusilo con mi inexplicable tendencia a amar cuando miro a ambos lados. No me vale. Porque sonrío desde donde estoy, me eriza la piel la tierra que piso, el cielo que a veces se despeja y casi siempre se nubla sobre mí. Porque adoro este aire, la tranquilidad, la velocidad a la que deseo correr. Amo cada segundo, cada instante, cada cuadrante del lugar en el que estoy. Cada baldosa de mi cárcel en el mar. Puede que no dure para siempre y que mañana se me queden pequeñas hasta las sábanas. Pero ahora, para mí, cada instante es para siempre. Cada suspiro es eterno. Si quieres irte vete, pero no me pidas que piense en que todos mis sueños están fuera.

Solo prefiero vivir en para siempre, y que cuando acabe, mi siempre tenga otro sentido que no me haga dar el tiempo pasado por perdido.