Revista Diario

Cuando anhelas demasiado algo que no llega

Publicado el 03 febrero 2019 por Carmen Calabuig López @revoltosa1952

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CUANDO ANHELAS DEMASIADO ALGO QUE NO LLEGA
« en: Febrero 01, 2019, 06:45:22 am »CUANDO ANHELAS DEMASIADO ALGO QUE NO LLEGA
Si te das cuenta, son muchas las situaciones de la vida en las que deseas algo con todas tus fuerzas, e inclusive realizas grandes esfuerzos por lograrlo, pero no se da. Pareciera que si anhelas demasiado algo, eso se aleja. Muy frecuentemente, cuando dejas de querer ese objetivo con tanta intensidad, de pronto, un día se abre esa posibilidad que te permite conseguirlo.
Cuando anhelas demasiado que suceda algo, o que llegue algo, ya de por sí entras en un estado de inquietud y de cierta inconformidad. Las horas te parecen días y los días años. Intentas hacer uso de toda la paciencia que tienes disponible, pero no puedes sacar de tu cabeza eso con lo que tanto sueñas. A veces es un amor, otras veces un trabajo, o dinero, o la recuperación de la salud… Se te vuelve apremiante conseguirlo y sientes que buena parte de tu bienestar depende de lograrlo.
Esa situación en la que anhelas demasiado algo y no llega es, por así decirlo, el polo opuesto de la casualidad. No logras que la realidad se sintonice con tu deseo. Haces lo necesario y, por una u otra razón, no termina de suceder lo que esperas. ¿De qué va todo esto? ¿Cómo puede explicarse, desde el punto de vista psicológico?
“Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir el trabajo, sino que primero has de evocar en los hombres el anhelo de mar libre y ancho”.
-Antoine De Saint-Exupéry-
¿POR QUÉ ANHELAS DEMASIADO?
La primera pregunta que deberías formularte en esos casos es por qué anhelas demasiado algo. La clave aquí está en la palabra “demasiado”. Ese exceso revela que has construido circunstancias que te han llevado a una situación apremiante. Hay una necesidad muy fuerte y satisfacerla se asume como un factor decisivo para tu bienestar. Sientes que ese “algo” que buscas afanosamente es de manera ilusoria imprescindible para tu bienestar.
El primer cuestionamiento gira entonces alrededor de si realmente aquello que anhelas demasiado tiene el poder transformador que le otorgas. Algunos creen que un gran amor los va a librar de la soledad, la tristeza o el aislamiento. Otros creen que un gran trabajo dará sentido a sus vidas. También hay quienes sienten que si tuvieran mucho más dinero, terminarían sus problemas, o que superando determinada condición de salud su vida transcurriría plácidamente.
Ese ejercicio de poner la fuente de toda felicidad en algo, suele llevar a distorsiones. Lo habitual es que sea causa y consecuencia de un proceso de idealización. En el fondo, se parte de la idea de que hay un estado de vida pleno, un paraíso, que se debe alcanzar. Supuestamente, no lograrlo es lo que nos causa displacer. El objeto de nuestro deseo representa ese paraíso en nuestra mente. Los seres humanos somos dados a eso.
¿POR QUÉ NO LLEGA LO QUE ANHELAS DEMASIADO?
La pregunta de por qué no logramos eso que deseamos puede tener muchas respuestas. Una primera aproximación nos lleva a concluir que a veces simplemente deseamos lo que no existe. Muchas veces quedamos presos en deseos imposibles y fantasías irrealizables, como la de ser rescatados o la de hacernos con algo externo que le dé peso a nuestra existencia.
Que el amor de otro ser humano resuelva nuestra falta de amor propio. O que el reconocimiento social nos dé el sentido de trascendencia que no tenemos. Quizás que la vida que llevamos y que hemos construido hasta ahora, de pronto desaparezca y se transforme en una existencia sin las carencias o errores con los que hemos cargado hasta ahora.
Aunque sea políticamente correcto decir que “todo se puede lograr”, la verdad es que no es así. Hay objetivos imposibles de alcanzar y es importante reconocerlos. No podemos, por ejemplo, vivir para siempre. Tampoco es posible impedir que el sufrimiento llegue a nuestras vidas. Así mismo, hay grandes hazañas que, efectivamente, se pueden lograr, pero suponen muchas veces largos procesos y esfuerzos constantes y muy bien dirigidos.
También está lo que Jung llamó “sincronicidad”. Se crean circunstancias coincidentes con los procesos inconscientes que vivimos. A veces solo nos fijamos en nuestra mente racional y vemos que hay un gran anhelo, pero no se materializa en un logro. Quizás inconscientemente deseemos otra cosa y, finalmente, eso es lo que logramos. El ser humano es tan complejo que, incluso, muchas veces quiere sufrir. Por supuesto, eso es lo que logra, pero no llega a darse cuenta de cómo hizo para conseguirlo.
Edith Sánchez

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