De cambios internos y pensamientos

Jueves, doce menos cuarto de la mañana. Sí, sé que no coincide la hora que acabo de decir con la de publicación del post. Ahora, si se echa un poco de imaginación es posible verme en el puerto de Málaga, sentada en un banco al sol, disfrutando de un buen día mientras escribo esto en el cuaderno que llevo siempre encima. Todo cuadra entonces, ¿verdad?
Hoy no vengo a contar por aquí nada nuevo sobre lo que ando haciendo, ni a compartir trabajo o algo interesante que haya visto por ahí, ni a hacer una entrada informativa, nada de eso. Llevo unos días reflexionando sobre varias cosas, hubo alguna lectura por internet por medio que me ha hecho pensar y me apetece dejarlo por aquí, que para eso tengo el blog.
Últimamente mi forma de escribir me ha hecho pensar sobre ciertos asuntos. No es que tenga dudas, o piense en dejarlo, o que no me guste lo que hago, no van por ahí los tiros. Es solo que el haber empezado con TESACAD (The Endless Story About Creation And Destruction) me ha hecho ver con un poco más de claridad qué es lo que busco o pienso cuando escribo. Me he dado cuenta de qué es lo que verdaderamente me mueve a hacerlo, la tinta que busca mi pluma.
A ver, no es que hasta ahora no lo supiera, solo es que en este momento soy consciente de ello en todo su esplendor. Que soy rara como un piojo verde ya lo sabía ya, que mi neurona es de libre albedrío también, y que lo que me gusta hacer se podría llamar "experimentos" o "retos" muy tranquilamente es algo que estoy constatando de sobra con mi experiencia.
Con TESACAD estoy revisando mucho papel, mucho apunte e idea, entre otras cosas. Al poner en orden todo eso veo que lo que llevo haciendo todos estos años es intentar ponerme a prueba con cosas diferentes cada vez. No me sorprendo mucho, viendo lo que me complico la vida cuando toca algún concurso, pero me ayuda a saber también qué puedo esperar de mí misma y hasta dónde puedo llegar si me lo propongo.
Esto enlaza también con el mundillo literario. Con los años cada vez estoy más dentro, conozco más gente y veo más malos rollos y gilipolleces. Guerras abiertas, poses, tonterías y niñerías que hacen parecer que aquí solo vale el perfil público y lo que se diga en él. ¿Qué pasa con lo que se crea? Es como si se olvidara por el camino, y no me gusta nada. Quizás por eso voy a mi rollo en este mar de tiburones, aunque todavía sea poca cosa y esté pegada a la orilla, pero me niego a seguir ese tipo de rumbos. No cuando estoy bien así.
Porque sí, porque soy feliz. Mi vida no es perfecta, la de nadie lo es, pero por primera vez en mucho tiempo me siento en una etapa diferente. Siento que he ido creciendo por dentro, que llevo casi tres años haciéndolo (en agosto podré decir que son ya tres). Cierta persona ha ayudado mucho en esto con su apoyo (¡hola, esposo mío!), pero no ha sido lo único que me ha hecho estar en este punto de mi vida. Hay un objetivo profesional por medio que me hace luchar, una actitud psicológica positiva como aderezo, diversas vivencias y muchas ganas de comerme el mundo.
Así que, cuando leo sobre esos malos rollos y tonterías me río un rato y a otra cosa. En la mitad de los supuesto veo mucho berrinche en gente que casi me dobla la edad, y tengo que decir que no lo entiendo, no me lo explico, pero allá ellos, que bien mayorcitos que son. Los consejos literarios que encuentro los leo con atención, extraigo algo si me interesa y luego lo olvido. No veo dónde puede conducir nada de todo eso, no cuando en muchos casos no me lo puedo aplicar, porque no quiero.
Mi camino es el reto, el experimento, el disfrutar con lo que hago por el simple hecho de hacerlo. No busco nada más, y si algún día quisiera probar con publicar ya se vería, pero no es algo que me quite el sueño. El resto de cosas accesorias me importa más bien poco.