Incomprensiblemente (o quizás con toda la lógica del mundo, a saber) estos últimos días he estado bastante productiva "sin querer" ya que ando contrarreloj y la cuenta atrás apremia más al último esfuerzo. No sabéis cuánto puede dar de sí repasar los apósitos para curas de úlceras por presión a las dos de la mañana, por poner un ejemplo.
Dentro del "no me centro en nada porque tampoco me sobran los minutos" se me ocurren ideas. Para ello me está viniendo el reto 250 bastante bien, me asegura al menos cumplir con el rato diario de creatividad. Y el momento ese de enfrentarme al papel ha pasado a ser rutina. Ahora el día que a la hora de siempre no me he puesto lo echo de menos y siento la necesidad de escribir con bastante fuerza. Da igual que, a lo mejor, luego ese rato lo use para darle vueltas a algo que luego deseche, el caso es trabajar aunque sea un poco.
Y claro, si de diecisiete días del año te pones todos ellos al final algo se puede rescatar de todo eso. Por ejemplo, puedo hablar de cuatro cosas interesantes.
La primera es que estoy escribiendo una tetralogía temática de entradas en mi otro blog, las Cerezas, relacionadas con sentimientos pre-EIR. Y sí, digo escribiendo porque para cuando publiqué la primera entrada, el jueves pasado, ya tenía otra escrita, una tercera esbozada y una cuarta en mente. Al menos este baile de sensaciones sirve de algo y lo estoy dejando salir de una forma creativa, mucho mejor.
Lo segundo es que a pesar del lío que tengo y de que hacía tiempo que no le dedicaba a Páginas de Metáforas la atención que quisiera parece que voy retomando su escritura. O al menos he avanzado un poco más en una de mis sesiones del reto 250, que para el caso es bastante. A ver si llega por fin el 6F, me quito el muerto este y puedo seguir y desarrollar lo que tengo apuntado sin tener que preocuparme de si las netas suben o bajan o si debería echarle otro vistazo a la cardiopatía isquémica por enésima vez.
La tercera tiene que ver con el NaNo. El texto que escribí entonces, en la pasada edición, me está pidiendo ya volver a él. Por motivos obvios no me voy a poner inmediatamente a ello, pero me estoy empezando a plantear retomar el manuscrito, corregirlo, reescribirlo si hace falta y retocar todo lo que sea necesario. Esto precisaría bastante trabajo, la verdad, no sería cosa de dos tardes, así que tendría que prepararlo bien todo (guiones previos y nuevos, manuscrito, notas...). Si al final le meto mano o no ya os contaré.
El cuarto punto es sobre el aniversario del blog. El próximo veintisiete de enero cumple cinco añitos de andanzas, así que habrá newsletter, como cada mes, pero espero hacerla más especial, que la ocasión lo merece. Barajo unas cuantas ideas al respecto, pero nada seguro aún, pero algo exclusivo para mis suscriptores será, por supuesto, os tengo que dar las gracias por estar ahí, por vuestras lecturas.
Y eso es todo por el momento. Sí, yo, la que decía que no tendría nada que contar por el estudio estoy últimamente por aquí con verborrea. Qué le vamos a hacer. Pronto volveré a ser persona normal, lo prometo. O, bueno, todo lo normal que puedo llegar a ser, se entiende.