En enero de de este año recuerdo como paseando por el barrio abadiñarra de Gerediaga me encontré con este roble desnudo, sin hojas y esa vaya de madera a sus pies. En seguida vi la foto. Sin dudarlo me planté en mitad de la carretera y encuadré. Me gustó desde el primer momento. El árbol encajaba perfectamente en el encuadre de mi Bronica ETR-si, en cuanto disparé ya tenía ganas de ver el negativo. Esta primera captura se ha convertido en la imagen más “interesante” de mi galería de Flickr por los usuarios de esta red social.
Unos meses más tarde, en agosto concretamente, volví a pasar por allí y me lo encontré repleto de hojas. Sentí que lo tenía que volver a fotografiar porque era el mismo árbol, pero sin ser el mismo. Así que me volví a colocar en la misma posición y fotografié, para desesperación del perro de la casa de al lado que no cesaba de dar vueltas y ladrar, pensando “¿qué hace este mendrugo otra vez aquí?”. Estoy convencido de que no será la última foto que le haga a este precioso roble.
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