Revista Diario

El hombre borroso

Publicado el 15 noviembre 2010 por Julio
El hombre borrosoRamón se levantó de la cama a las 6 de la mañana, un sueño extraño, no sabe si era una pesadilla porque no recuerda nada, pero el sudor y el extraño sentimiento que sentía lo hacía sospechar que nada bueno había pasado por su cabeza esa noche. Desvelado, se dirigió a la cocina y puso en marcha la cafetera, mientras las gotas caían lentamente se dirigió al baño para tomar una ducha y así despejarse del todo. Bajo el agua aún le daban escalofríos pensando en la extraña sensación que lo había invadido el cuerpo al despertar. Cuando aún estaba enjabonándose el cuerpo oyó el teléfono sonar, muy molesto, pues estaba consiguiendo relajarse, decidió no cogerlo. Una segunda vez empezó a sonar y decidió que si se tomaban la molestia de llamar insistentemente sería importante y salió corriendo hacia el salón donde se encontraba ese infernal aparato que le estaba dando la mañana. Desnudo y chorreando atravesó toda la casa hasta el lugar donde estaba el teléfono y justo antes de levantarlo dejó de sonar. Molesto volvió hacia el baño y secándose el pelo miró al espejo de cuerpo entero lleno de vaho. Con la misma toalla que se había secado la cabeza, limpió el espejo y comprobó que se seguía viendo borroso. Cortó un gran trozo de papel higiénico y siguió limpiando un vaho ya inexistente, un vaho que sólo estaba en su imaginación. Una y otra vez, frotaba el cristal sin entender nada. Se veía desenfocado, borroso. Angustiado comenzó a mirar a todo su alrededor para intentar comprender que estaba pasando. Todo era igual que antes, todo se veía nítido menos él.Estaba tan nervioso que no sabía que hacer. Seguía mirándose al espejo una y otra vez y sólo veía su silueta y en el centro su rostro levemente desenfocado. ¿Cómo iba a salir a la calle así, borroso? ¿Lo verían los demás así? Para contestar esas preguntas, se vistió y fue a la casa del vecino, que era uno de sus más íntimos amigos para que le dijera lo que él veía. Llamo aceleradamente a la puerta y antes de que le abrieran gritó el nombre de su amigo. En el momento que le abrió, con cara asustada, no le dio tiempo a preguntar nada, su amigo, se restregó los ojos una y otra vez y le dijo:-Vaya horas, espera un momento que voy a por las gafas que estaba durmiendo y te veo borroso. Ramón, sorprendido, en el momento que escuchó esas palabras de boca de su amigo se dio la vuelta y regresó a su casa, donde empezó a dar vueltas y a preguntarse que es lo que podría haber pasado durante la noche. Se forzó a recordar, qué había hecho el día anterior, donde había estado, las personas con las que había hablado, lo que había visitado, bebido, comido, pero no encontraba una explicación para su estado. Se miraba al espejo una y otra vez, siendo la visión de él mismo más borrosa a cada minuto. Ahora sólo era una mancha en el espejo que gritaba por salir. Comenzó a perder la noción del tiempo, del espació, su cerebro comenzaba a enviarle imágenes confusas, borrosas. Comprendió que todo él se estaba convirtiendo en un borrón, iba desapareciendo poco a poco. No podía tocar las cosas, apenas quedaba de él una pequeña humareda negra, cada vez más dispersa. Sonó el timbre, una y otra vez, pero a él le costaba moverse mucho, tenía que deslizarse, era una nube borrosa que no rozaba el suelo, intentaba arrastrarse pero no había manera de avanzar. Intentó chillar para que los que hubiera al otro lado de la puerta entraran para ayudarle, pero de su boca no salió ni un sonido nítido, sólo bufidos, como si fuese una corriente de aire. En eso se estaba convirtiendo, era una ráfaga de viento condensado, oscuro, ya ni siquiera podía ver, no diferenciaba nada, todo se volvía más oscuro, confuso. Empezaba a borrarse del todo, segundo a segundo la nube de la que estaba compuesto iba desapareciendo, se iba dispersando. Sólo quedaba de él pequeñas volutas y un último lamento, gemido, que provocó terror a los vecinos que estaban llamando insistentemente tras la puerta. Eso hizo que decidieran intentar derribar la puerta, después de llamar a gritos a Ramón y no encontrar respuesta. Llamaron a los bomberos, la policía, pero el miedo a que algo le hubiese ocurrido hizo que empezaran a aporrear la puerta, intentar derribarla. Al ver que la policía y los bomberos no llegaban y que la puerta no cedía, fueron a coger un taladro y co el, agujerearon la cerradura para que la puerta cediera. Cuando abrieron la puerta no encontraron a nadie, todo estaba en calma, un silencio sepulcral reinaba en la casa. Sin entender nada, esperaron para poner la denuncia de su desaparición a la policía que tardo una hora en llegar. Nadie entendió nada, la desaparición de Ramón fue un completo misterio para familiares y amigos. Hubo varias hipótesis. Que se había marchado a una isla, que vivía como un vagabundo en la calle, que tenía muchas deudas, nadie sospecho que ese hombre se levantó un día borroso, desenfocado y que poco a poco cayó en el olvido, borrándose por completo, nadie sabrá la verdad, ni siquiera Ramón sabrá porqué le ocurrió eso, ni siquiera nosotros sabremos nunca qué extraño suceso le ocurrió a ese hombre una fría mañana de invierno.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


Julio 2 veces
compartido
ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta El autor no ha compartido todavía su cuenta

Revistas