Revista Diario

En el país de los tontos

Publicado el 28 febrero 2012 por Bloggermam
En el país de los tontos
“Cree el ladrón que todos son de su condición”. Y parece que ésta es la estrategia que la Casa Real está tomando para gestionar el caso Urdangarín, tratando de disimular el olor a inmundicia que desprende con arrepentimiento humano y los delitos encubiertos de transparencia. Todo un apocalipsis de dulces sin sentidos para paladares muy limitados.
Aunque en este caso no les estoy tildando de ladrones, para eso están fiscales y jueces, si no que la frase la tomo en el sentido genérico de suponer que la mayor parte de la gente es similar a uno mismo, en este caso: tontos.
Sí, los borbones nos toman por tontos, como de costumbre, pretendiendo asimilar su condición en la mayoría de nosotros.
Porque hay que ser muy tonto para creerse que alguien que se está llevando una cantidad ingente de dinero por hacer nada conchabado con políticos corruptos, no sepa que está incurriendo en delitos. 
Hay que ser muy tonto para creerse que la infanta Cristina no sabía nada de lo que pasaba en la empresa de la que trabajaba, perdón no trabajaba, sólo figuraba y cobraba (fiel a la tradición borbónica). 
Hay que ser muy tonto para creerse que el rey además de campechano es transparente cuando en lugar de poner a Urdangarín y a su hija a disposición de la justicia les envía lejos para ganar tiempo. Hay que ser muy tonto para creer que los regalos y favores que las empresas hacen a la casa real son a cambio de nada.
Por otro lado es hilarante que Urdangarín declare que le contó el asunto al rey y que al mismo tiempo éste no sabía nada. ¿Es lo contó mientras dormía? El Jefe de Estado estaba al corriente de un delito, por el que no se le puede decir nada por ser inimputable; pero dejando en evidencia que él no está al servicio de los españoles como tanto le gusta cacarear, si no los españoles a su servicio. ¿De verdad queremos tener un Jefe de Estado que encubre un delito, que no puede ser juzgado por ello y que manipula la judicatura y los medios a su antojo? Por mucho menos han puesto de patitas en la calle al presidente de Alemania. Es hora de que deje el cargo y de que la jefatura del estado sea un cargo elegido por el pueblo, preferiblemente de forma democrática. De este modo los empresarios españoles cada cierto tiempo cambiarán el culo que tienen que lamer para conseguir favores.
Sin embargo a la vista del desarrollo de los acontecimientos tengo que dar finalmente la razón a los borbones y admitir que somos tan tontos como nos creen, porque si continúan manteniéndose en la jefatura perpetua del estado, viviendo como ricachones, haciendo y deshaciendo impunemente y que encima haya gente que les defienda, sólo se puede entender asimilando la ceguera a la estupidez y aplicando lo de que “En el país de los ciegos, el tuerto es el rey”.
La lamentable realidad del caso Urdangarín y señora es que han tenido años para diseñar toda esta pantomima. Incluso parece que eliminar al juez Garzón de la escena judicial les ha beneficiado. En todo este tiempo se ha podido hacer una campaña de transparencia para la corona, un deliberado y afectado alejamiento de los duques de Palma de la órbita de la casa real, un período largo para que los delitos fiscales prescriban, un juez con fama de estricto suficientemente inteligente para no complicarse la vida al final de su carrera.
El resultado previsible es un “déjà vue”. Los borbones son fieles a las fórmulas que ya les han funcionado en otras ocasiones. Por forma análoga a Manuel de Prado y Colón de Carvajal, Diego Torres será el que sea condenado por los delitos que no hayan prescrito (el tiempo que permanezca en prisión dependerá del eco de este caso en los medios).  El duque de Palma saldrá de rositas con un lavado de imagen discreto, aunque tras el divorcio nunca volverá a estar cerca de los reyes, tal y como le pasó al olvidado Jaime de Marichalar. La Casa Real orquestará unos fastos celebrando su transparencia y ensalzando una justicia ecuánime en la que todos menos el que lo dice son iguales ante la ley. El heredero al trono comenzará a ser la imagen del maduro, cualificado y guapo que tomará el relevo del decrépito jefe de estado. Y habrá un gran banquete en el que se servirán perdices, y el pueblo babeará mirándolo por televisión, sin saber si la baba es resultado del aspecto apetitoso del plato o efecto secundario de la lobotomía.
keagustitomekedao

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