Esta entrada no es de fotografía... o si... lee el post y luego me cuentas.
Cuando Lina ya llevaba unos meses con nosotros y los biberones llegaron a nuestras vidas, yo pude empezar a retomar mis hobbies. Empezaba además el buen tiempo y me moría de ganas por salir a caminar con mi cámara en mano... disfrutar haciendo deporte, algo que se me hacía necesario para recuperar figura.
Justo entonces comencé a ver en Instagram
fotografías de un aparatito que estaba revolucionando la blogosfera. ¿Qué
me dices si te digo que existe un ayudante que te ayuda a controlar lo
que comes, lo que pesas, los vasos de agua que bebes, te mide los pasos
diarios que das, la distancia que recorres y las calorías consumidas?
Además te anima cuando consigues objetivos así como cuando te queda poco
para que los alcances.
Algunas amigas blogueras ya lo tenían y me bastó un simple comentario de ellas para que le echara el ojo.
A
una maquinitas adicta como yo le picó la curiosidad de saber más, buceé
por Internet, ojeé los puntos de venta y ví que ECI está entre ellos,
así que me fui a que me terminaran de convencer, pero fue al revés, yo
sabía más acerca del aparatito que los propios vendedores que no sabían
de lo que les estaba hablando cuando lo pedí por su nombre y lo tenían
en la sección de telefonía medio escondido como un accesorio de Iphone
4.
Se llama fitbit y se ha convertido en mi mejor amigo del alma.
Hay varios modelos diferentes. Yo me cogí el Fitbit Zip
en color negro (que es el que te enseño en la imagen anterior), aunque
los hay en más colores. Existen otros modelos superiores: Fitbit One
y el Fitbit Flex que es una pulsera, ambos además de todo lo que ya te he contado contabiliza los escalones
que subes y monitoriza las horas de sueño. Claro, el precio también es
mayor y para lo que yo necesitaba en su momento el pequeñín me pareció más que suficiente, ahora me arrepiento de no haberme cogido uno de estos, aunque claro, quien iba a pensar que me iba a motivar tanto.
Me
levanto cada día y me lo coloco en el sujetador, puedes llevarlo enganchado en
cualquier parte o metido en un bolsillo. Personalmente me siento más
segura llevándolo ahí para no perderlo, no molesta nada. Me olvido de
que lo llevo puesto y a funcionar.
Lo
voy mirando de vez en cuando para ver como voy. Si voy bien me animo a
exigirme un poco más, si voy mal me motiva a ponerme las pilas para
conseguir el objetivo diario. Empecé con 10.000 pasos díarios, luego subí a 15.000, ahora me exijo un mínimo de 17.000. Y lo complo, disfrutando además de mi cámara a mi lado, haciendo bonitas fotos por la ciudad o alrededores. Me siento
contenta conmigo misma, porque pasado un tiempo, con una alimentación saludable, he conseguido volver al peso que tenía antes de quedarme embarazada sin darme cuenta y con mi cámara siempre a mi lado.
Se
sincroniza con una app de móvil o en el pc. No sirve para todos los
móviles y el mío no es de los elegidos, pero es un mal menor, por las
noches lo conecto al portátil y vuelco toda la información del día, mientras descargo las fotos que haya hecho para procesarlas.
Y te felicita... otro detalle a tener en cuenta.
Pero lo mejor de todo es la comunidad Fitbit, ya somos un grupo bonico de luchadoras entorno a un objetivo común, y
cual competición, nos picamos y nos animamos entre nosotras para conseguir los mejores
puestos en el ranking.
¿Qué te parece fitbit como un complemento a tus caminatas fotográficas?
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