Revista Diario

Esperando.

Publicado el 21 septiembre 2010 por Julio
Esperando.Hoy era el día que tanto tiempo llevaban esperando. Hoy se mudaban a su nueva casa.Dos años les había costado encontrar la casa perfecta para ellos dos. Dos años de luchas con bancos, trabajos y dejando un poco de lado su vida personal para poder conseguirla. Hoy era un día feliz, pero allí estaba Jaime solo sentado en su nuevo salón vacío, mirando por la ventana y con el alma tan destrozada que ni podía llorar.Tres días atrás su compañera de viaje Laura había muerto.Lo que más le dolía era haberse enterado sólo un mes antes de que ella muriera, que llevaba cuatro años luchando sola con un cáncer. Un cáncer oculto debajo de su piel, un cáncer que antes que llevarse a ella les había separado, un cáncer tan vivo que ahora sentía tenerlo él.Eran novios desde la adolescencia y amigos desde la niñez, si miraba atrás no había ni un solo día que recordase fuera de las manos de ella.Enterarse que la mujer que tanto amaba le había ocultado durante cuatro largos años que padecía una enfermedad donde las probabilidades eran muy pequeñas, le había destrozado el corazón. Tanto era el dolor que se había bloqueado y solo tenía preguntas.No recordaba nada de lo bello de todos esos años con ella, se había introducido en los días posteriores a su entierro en un laberinto donde los pensamientos de mentira, rencor, vacío, impotencia y sobre todo miedo eran los que hacían cada segundo más alto los muros, más enrevesados los caminos y más lejana la salida. -¿Como no me lo dijo? esa pregunta repiqueteaba en su cabeza como la aguja del segundero. Se sentía engañado, estafado y cada segundo caía más en abismos donde desaparecía el recuerdo de Laura, para dar paso a sentimientos de furia, de ira, de impotencia.-Si me lo hubiera dicho....No entendía nada. ¿Como ha dejado que me hiciera ilusiones? la casa, los planes, las risas...¿Como ha sido tan egoísta? Todas esas preguntas le llevaban a pensar en lo poco que conocía a la mujer con la que había compartido tantos años. Tantos años no! , su vida. Él era ella. Llevaban tantos años unidos que eran solo una persona. Infinitamente unidos. Eternamente entrelazados. No entendía nada. Y allí estaba en su casa nueva, olvidando los buenos momento, esperando respuestas, y deseando poder llorar, expulsar todo el sufrimiento que se le estaba enquistando dentro.Era una espiral, contra más olvidaba a Laura más se repetía la misma frase.-Si me lo hubiera dicho....Se lo repetía una y otra vez. Cogió por primera vez desde el entierro una foto de ella. Estaba guardada en una de las numerosas cajas repartidas por esa casa fantasmal donde las pareces parecían gritar ¡fuera!.Miró a los ojos del retrato de aquella foto que no recordaba cuando se la había tomado y entonces es cuando la primera lágrima broto de sus ojos y la dijo en voz alta la misma frase que una y otra vez repetía constantemente._Si me lo hubieras dicho...Empezaron a brotar miles de lágrimas, un torrente esperando a ser liberado durante días broto de sus ojos. No eran lágrimas de tristeza, eran lágrimas de alivio, de comprensión.Comprendió que lo único que hubiera cambiado si ella se lo hubiera dicho, es que hubiera vivido cuatro años lleno de miedo, aterrado. Cuatro años que no hubiera vivido en plena libertad, disfrutándola.Lloró sentado solo en esa casa que ya no sentía suya. Lloró por la mujer que incluso en sus momentos más difíciles de su vida había pensado en él, había pensado en ellos.La última decisión de Laura fue sentir la vida como siempre la habían soñado.Comenzó a olvidar todos esos pensamientos oscuros que le habían nublado durante los últimos días y se sentó a esperar que lo recuerdos de su vida con ella fueran llenando esa casa vacía.

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