Esquemas y papeles

A raíz de una entrada de Isuky y otra de Lorena White, me he animado a escribir esta entrada sobre el tema que más comento por mi blog (sobre todo en verano): esquemas de historias.
Hasta hace unos años (2008 más o menos) era un caos con neurona ausente. Entre que mi neurona me inspiraba a rachas y no apuntaba nada por ninguna parte, me guiaba por la idea que me asaltaba sobre qué quería contar e improvisaba. Improvisaba mucho. Tanto que una de esas historias, hasta que la dejé, improvisé cerca de 40 páginas.
Obviamente, así no llegaba a ninguna parte, así que siguiendo el consejo de Eleni comencé a llevar encima una libreta siempre para apuntar lo que se me ocurriera y trabajar a partir de ahí.
De ahí a lo que hago ahora ha madurado la cosa bastante, así que os explico cómo va el proceso actualmente, teniendo en cuenta que tengo varias historias en construcción y una casi terminada.
El paso 1 es la idea (viva la lógica, oh sí). Comienzo apuntándola en mi libreta o en cualquier papel (el papel de electros es lo mejor que existe, y que se note que soy enfermera) y lo dejo ahí. Si la cosa prospera, irá creciendo, iré anotando más y más cosas con el tiempo hasta que vea que sí, que de ahí puede salir una historia. Cuando eso ocurre es porque mi libreta echa humo, prácticamente.
[De derecha a izquierda, los cuadernos que he ido completando a lo largo de este tiempo. El último, el de la izquierda, es el que utilizo actualmente. Lo de abajo es el papel de electrocardiogramas, milimetrado.]
El paso 2 es unificar las ideas. Lo que hago entonces es unir todo lo que he ido apuntando sin orden ni concierto y empezar a darle forma a todo: personalizar los personajes, preguntarles qué les motiva a realizar las acciones que hacen, construir su entorno, etc. Empiezo a conocer los hilos internos de la historia y relleno folios sin parar. Es cuando entra en acción la carpeta donde lo guardo todo: un separador para cada historia, una portada para saber qué hay dentro de cada forro de plástico y ahí va todo lo que tenga que ver con la historia en orden cronológico (con las páginas numeradas a veces) según vaya escribiendo cada cosa.
[Mi carpeta de los papelotes, un archivador bien grueso para guardarlo todo.]
[Ejemplo de portada y separador: proyecto*recortes, una de mis nuevas historias.]
El paso 3 es escribir el guión, es decir, el hilo conductor de la historia. Utilizo en todo momento todas esas cosas que apunté, le doy forma a todo y ahí escribo un resumen general de todo lo que pasará de principio a fin. Después de eso, calculo más o menos las partes en que podría dividirse todo, reparto los capítulos para que quede lo más equilibrado posible el esquema introducción-nudo-desenlace y empiezo a apuntar detalles sobre la trama o los personajes y a documentarme sobre lo que voy a escribir: lugares, costumbres... Lo que haga falta.
[Buscando el mejor mapa para usarlo de guía para proyecto*ilusión.]
Para historias de corte fantástico, como proyecto*armonía, pues no he podido tirar de documentación con tanta facilidad como si fuese una historia realista. Así que lo que hice es buscar fotografías, música que evocara lugares y situaciones y crear todo, hasta los nombres. Para un trabajo tan grande, creaba fichas de cada lugar, con las características posibles y qué ocurría ahí. Folios y folios sobre el tema.
[Una muestra de todo lo que apunté sobre lugares y personajes. A una cara todo, que utilizo papel reciclado.]
El paso 4 de todo esto es escribir, escribir y escribir más. Tengo, normalmente, en una libreta aparte de todo el papeleo (para no volverme loca y tenerlo al alcance) el guión, los personajes, las relaciones entre ellos, la línea temporal y el esquema de los capítulos. Ya solo es cuestión de, con todo esto, seguir adelante y ponerme a escribir.
[Eso de que lleve dentro montones de papeles metidos es algo clásico en mí. Uno de los mapas de ahí arriba está entre las páginas actualmente.]
Aunque parezca que es muy rígido todo, en realidad no lo es tanto. Las cosas que apunto en todos los casos son ideas generales sobre cómo ir encauzando todo. No me gusta tener todo completamente planificado porque no consigo, entonces, ponerme a escribir.
Y aunque parezca que todo es orden, en realidad, con este método, acabo con un montón de ideas, de las cuales muchas se quedan en papel y no terminan llegando al final porque creo que no son las mejores para la historia; montones de folios por todas partes.
Al final, todo el caos que tenía antes en mi cabeza acaba en papel, pero sigue siendo el mismo caos. Eso sí, lo que me divierto yo con el proceso es algo indescriptible.
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