Una vez el autobús comienza andar un viento fuerte se lleva mi sombreo si apenas tener tiempo de detenerlo, ósea que me quede sin el bonito sombrero.
Grabe el recorrido, me hice selfis y tome fotos durante tres horas, pero eh de decir que los vídeos no quedaron muy bien, pues el movimiento del autobús y la luna frontal sucia no ayudo mucho la verdad. Aún así aquí un selfis con el Vaticano de fondo.
Cuando regresamos a la estación de Termini, fuimos al hotel pues teníamos que entregar las llaves y dejar las malares para que nos la guardaran, hasta las 5 de la tarde que teníamos que ir rumbo al aeropuerto. Después de cumplir, salimos a ver los alrededores del hotel y nos tomamos fotos en dos fuentes preciosas que estaban muy cerca del hotel y de la estación de Termini que viene a ser como el centro neurálgico de Roma y que venia a ser como la Atocha de Madrid. Compramos unos souvenirs para traérnoslos de recuerdo a España y comimos en una terraza en la plaza de la República.
Con estas vistas tan impresionantes degústanos la comida y nos tomamos unos refrescos, además de comernos unos ricos helados.
A las 16:00 de la tarde nos fuimos al hol del hotel para reposar la comida y descansar un rato, hasta que llego la hora de ir rumbo al aeropuerto y nos despedimos de la recepcionista, no sin antes darle las gracias por el buen trato recibido en nuestra estancia en Roma y en el hotel Contilia.
Ya rumbo al aeropuerto de Cipiano para coger el avión que sale a las 20:30 pero ya saben hay que estar antes de dos horas y como a las 18:00 llegamos al aeropuerto y buscamos el vuelo y la puerta por donde salía, una vez que lo localizamos nos sentamos y esperamos media hora hasta que pasamos los controles y nos pusimos en la cola de embarque, la sorpresa fue que ya había mogollón de gente aun que no éramos ni mucho menos de las últimas.
A las 20:00 horas empezamos a embarcar no sin antes cambiarnos de puerta y montar un lío con gente que se coló y yo no me cayo y no lo permití, nos facturaron las maletas de mano y eso me cabreo un montón, vamos que Rayair un desastre.
Ya dentro del avión aun sigo cabreada pues veo como muchísima gente que subió después si les dejaron subir el equipaje de mano pero bueno ya da igual, Lucia esta vez se sienta en ventanilla y mientras ella graba el despegue yo me pongo a ver los vídeos y fotos que son muchas hay como 900 fotos, ósea el viaje de regreso a Madrid se me hizo cortisimo y junto al llegar al cielo de Madrid tormenta y turbulencias pero el aterrizaje fue tranquilo.
Y ya en tierra a recoger las maletas y para casa, fin de la historia de cuatro increíbles días en Roma.