Inicios de hace cuatro años

Esta entrada la debía desde el día treinta, pero estaba la anterior tan reciente que preferí esperar un poco para traerla por aquí. Por qué tenía que escribirla el treinta es una cuestión que se remonta a hace unos cuatro años, una historia importante para mí y que se relaciona con este blog, entre otras cosas.
Hace cuatro años, en noviembre de dos mil nueve, el germen de una historia vino a mí con mucha fuerza. En aquel entonces llevaba poco tiempo haciendo relatos y textos, era aún muy neófita en eso de juntar letras (me queda todavía mucho por andar, no lo niego). Acababa de dejar abandonada un intento-de-historia que, a pesar de que se quedó en intento, llegó a cuajar treinta y siete páginas, las estuve compartiendo por internet y me la plagiaron incluso. Por increíble que parezca, sí, me la llegaron a plagiar.
El caso es que entonces estuve unos meses, desde que decidí dejar esa historia hasta noviembre, que no me quise volver a atrever con ninguna. Había perdido confianza y no sabía qué escribir tampoco, no me salía nada. Pero de pronto apareció una pequeña idea que se tiró un par de semanas dando vueltas sin parar por mi mente hasta que empecé a anotar cosas de ella. Y la primera fecha que hay sobre esas anotaciones es el treinta de noviembre de dos mil nueve: acababa de aparecer una historia de la que he hablado mil veces por aquí y de la que aún me queda mucho por decir, proyecto ilusión.
Incluso en aquel entonces, en dos mil nueve, tenía claro que el nombre clave tenía que ser ese. Y creo que ha sido el nombre más acertado posible, ningún otro podría describir mejor qué ha supuesto y qué supone para mí esta novela que va creciendo poco a poco ahora que ando en su corrección-reescritura.
En su día, me devolvió la ilusión por escribir, por seguir intentándolo, por no dejarlo de lado. Fue un soplo de aire fresco.
Entre dos mil diez y dos mil once, tuve una época en la que estuve a punto de dejar de escribir y ha sido la historia que ha tirado de mí, la que me ha empujado a volver y la que me ha enganchado siempre que la he cogido.
Ha dado mil vueltas, ha cambiado mil veces, en mi mente ha tenido mil formas diferentes hasta la actual, la definitiva, pero siempre ha despertado en mí las mismas ganas de desarrollarla y de seguirla.
Ha sido siempre la principal, la niña de mis ojos, y aunque haya otras ahí, intentando salir a la vez, tiene prioridad porque noto que tengo que sacarla de mi interior como sea.
Es la que, cuando me recomendaron eso de centrarme más en esto y de hacerme un blog literario, la que inspiró el nombre de este. Tenía que ser de ilusiones y proyectos, no podían ser otro tipo de cartas.
Seguramente a lo largo de mi vida escribiré cosas mejores, pero nada podrá igualar a la magia de la primera, la más especial de todas.
Y ahora, en parte, ya sabéis por qué. Y el por qué del nombre de mi blog.
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