Revista Diario

Kirk of Saint Nicholas

Publicado el 07 enero 2012 por Chirri

Miró por enésima vez su reloj, apenas eracapaz de ver la esfera, maldijo no haberse comprado como le dijeron variasveces, un reloj electrónico, así a pesar de los vapores etílicos que le nublabanla vista, sería capaz de saber con exactitud la hora exacta.
Nunca le había dado los muertos ni suproximidad, y menos fallecidos hace tanto tiempo, creía recordar que el último enterramientodataba de mil ochocientos y pico, pero aun así no era un lugar para pasar unpar de horas, con esta humedad y este silencio ¡y todo por una estúpidaapuesta! Creía recordar que era hasta las tres de la madrugada, debíapermanecer allí sin más compañía que un montón de lápidas y algunas crucesceltas a su alrededor, todas recubiertas de una pátina verde de tantos años cayendola lluvia inmisericorde de Escocia. Afortunadamente ahora sólo caía una suaveniebla húmeda que apenas servía para mojarle la cara y que debía restañar frotándoselos ojos de vez en cuando, apenas una tenue luz se escapaba ya de la luz delreloj de la abadía de St. Nicholas, el resto era una oscuridad que tremolaba asu alrededor movida por un ligero céfiro moviendo la niebla.
Las baldosas que pisaba estaban desniveladaspor el paso del tiempo y de tanta gente como las había hollado, se dispuso acaminar para desentumecer los músculos de unas piernas que le temblaban por elexceso de güisqui de la tarde pasada con sus amigos, creía recordar que un pocomás adelante había un recio banco de madera, allí se apoyaría e incluso si noestaba muy mojado podría tumbarse, de pronto, algo le sujetó el pie, unasgarras salidas del mismo infierno se aferraban a su tobillo, intentódesembarazarse de ellas pero fue incapaz de lograrlo, al contrario, otras manoshuesudas, descarnadas le comenzaron a sujetar de la manga del abrigo, con lamano izquierda luchó por zafarse de ese abrazo, pero solo consiguió sentirdolor, mucho dolor, algo pegajoso le corría por los dedos, espantado observóque era sangre, su propia sangre que se escapaba de varios surcos de la palmade su mano, ahogó una maldición mientras que con todas las fuerzas que fuecapaz de reunir tiró de si mismo en un esfuerzo brutal, por fin consiguióescapar de aquel abrazo mortal, tambaleándose por la inercia, no se dio cuentaque cayó dentro de una fosa recién levantada por las autoridades esa mismamañana para restaurar la lápida, tampoco se dio cuenta que aquel extraño ruidoera el de su cuello al romperse.
Kirk of Saint Nicholas

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