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La gran huida

Publicado el 29 enero 2012 por Rubydelfino
La puta de mi jefa ya me estaba tocando los anacardos. Bueno, digo jefa aunque realmente ya es mi ex jefa, pero de ahí entenderás que he cambiado de trabajo. Sí, porque ya no me sentía realizado (fíjate, las pocas veces que utilizo yo esta frase y lo que me gusta) y llegaba un punto en el que me daba rabia y miedo ir a trabajar. Y eso, querid@, con 25 años es un poco triste, teniendo en cuenta que me he licenciado hace casi nah. ¡¡Si soy un yogurín!!
La verdadera razón por la que decidí cambiar fue, en efecto, por esa señora. La llamaré Putette (pronúnciese Putét) o SEE, en su defecto. Este Ser, Ente, Ectoplasma es la cosa más absurda que he tenido la oportunidad de conocer desde aquella mujer que solía vestir de rojo en los anuncios de compresas, y se dedicaba a perseguir a jovencitas atemorizándolas con aquello de "ya llegó la hora, ¡sangra!". Gracias a Putette, me cobré dos visitas a urgencias, aquejado de un ataque de acidez de estómago. No es que este Ser, Ente, Ectoplasma me produjera asco (que también, porque lucía bajo sus pantalones uno de esos culos con forma de pañal, de Tena Lady talla Jumbo, y con la mantequilla de cacahuete que estaba aferrada a su pelo podrías hacer una tortilla con huevos de todas las avestruces del puto Sherengetti). Además presume de pechos caídos, que parecen gorros de dormir. Sí, Putette era, sin duda, una Lady Moving.

La gran huida

Putette. Ese Ser, Ente, Ectoplasma.

Pero, te preguntarás, ¿qué te hizo la pañalera? Te enumero situaciones y tú me comentas después. Escupirme perdigonazos de pipas -semillas de girasol- en la cara mientras me daba órdenes, y yo intentaba salvar los impactos con movimientos de cobra. Decirme un día que quiere que le haga un informe, para que al día siguiente me diga "no, eso ya no me interesa, ahora tienes que hacer este otro", pasándose por el chumino mi trabajo de toda una jornada. Concertarle una entrevista con una prostituta brasileña para una investigación sobre precariedad social, y que me la rechace porque, literalmente, prefiere que encuentre "a una a quien le hayan partido las piernas". Pedirme en numerosas ocasiones que la acompañara hasta su coche cuando llovía (bien, definamos esta situación: Ruby Delfino porta el paraguas en su mano izquierda para tapar a Putette, que va cargada de libros e informes, mientras con la mano derecha intenta protegerse torpemente del chaparrón con un folleto de austoescuela). Esto es estar puteado por Putette.
Lo peor es cuando se tomaba las confianzas que no tenía y contaba al equipo que dirigía las aventuras sexuales de su juventud. Se la conocía en el pueblo como 'La Moderna Que Se Cepillaba A Los Forasteros'. Vamos, lo que viene a ser hoy 'Toda Una Fucker'. Mientras contaba estas cosas yo pensaba "joder, pues lo que has tenido que perder por el camino, a día de hoy yo creo que ni Rodríguez Menéndez te da de lo tuyo". Pero bueno, ella era feliz. Maltratadora y pañalera. Con cojín incorporado.
Hace un par de meses llamé a mi amiga Mary Jo (pronúnciese Meuriyóu) y le dije que no aguantaba más. Que renunciaba a esa mierda. Al día siguiente se lo dije a Putette. Se lo vendí como un cambio de vida, una búsqueda de aspiraciones vitales. Ella también aspiró. Aspiró por su potorro cada una de las palabras que le dije, y le dio absolutamente igual. Me dio un puto caramelo de eucalipto. Ahora la está sufriendo Mary Jo. Y es que para hacer currículum es buena oportunidad. Eso sí, ya va camino de volverse tarumba. El otro día me comentaba que está contando las semanas que le quedan para que termine su contrato. Son 34. Me despollo.

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