Revista Literatura

La ironía sin respuesta.

Publicado el 12 enero 2011 por Marcelacastillo

La vida puede llegar a ser como la muerte…Fría, repentina…irónica…DOLOROSA.
¿En qué momento dejamos de creer en cielos purpuras y en tan lejanos sueños?.En la vida, los golpes, las caídas, las heridas…son la energía que nos impulsa a continuar, a seguir un camino determinado o empezar uno nuevo.
El duelo, la muerte, el dolor…solo se supera en la medida en que se vive, en que se siente. Es decir, para ser más fuerte, hay que levantarse muchas veces…para levantarse muchas veces, hay que caerse. En los primeros días del año aprendí una lección de vida, que aún cuesta entender.Los triunfos, están hechos de habilidades, destrezas, cualidades que en algún momento fueron fracasos, errores, defectos. Pero, ¿En qué momento, llegamos a sentir que nuestros triunfos se vuelven en derrotas, tristezas, dolores?El esfuerzo se basa en una sola cosa…el coraje. Cuando tenemos suficiente coraje para cambiar experiencias que en el pasado fueron una derrota y convertirlas hoy en un triunfo, nos vemos al espejo con orgullo. Somos tan “fuertes”…que nos sentimos invencibles, PERFECTOS.Al estar por encima de las nubes, pensando que el esfuerzo que implicó cambiar o mejorar, nos sentimos con derecho de obtener metas, sueños…Creamos planes invencibles, invaluables para nuestra vida, para nosotros, para los demás.
La realidad es tan fuerte. Ésta, vence el orgullo, la vanidad…La vida misma, en la realidad de cada quién, es dura, dolorosa…Fuerte y no importan nuestros planes, nuestro orgullo, ni mucho menos lo “invencibles que somos.”
Siempre, he pensado que todo en la vida tiene una razón de ser, incluso el dolor. Todo tiene una respuesta lógica, o una palabra de aliento que lo pueda vencer. Y sí, todo en la vida tiene una razón de ser…sin embargo, no todo tiene una respuesta lógica, ni tiempo exacto en el que debe ocurrir, ni persona que pueda entender.Antes, solía pensar que cada dolor que vivimos, es porque Dios nos manda un mensaje en el que nos enseña cuales son nuestros errores, cuales son las razones por las cuales hemos caído. Y que a medida en que crecemos, maduramos y mejoramos como personas, aprendemos a lidiar con esos errores, y a su vez, con los problemas…con el dolor. Pensaba que si era mejor persona, que si iba en el camino correcto…No existiría dolor, no de esta manera.Ayer, entendí que no hay cualidad, ni madurez que pueda evitar que el cuerpo se te desangre…que la carne se te parta en dos, que la mente te traicione y no te deje ni siquiera descansar en paz. Hay cosas en la vida, que son INEVITABLES, así creamos que somos perfectos o no…El dolor llega a nuestras puertas, y siempre lo hará, de la manera más silenciosa, repentina y fría posible. Porque no somos dueños de nuestras propias vidas, ni de las situaciones…mucho menos del dolor.
La vida, es como un video...se debe vivir en perspectiva para entendernos a nosotros mismos…solo tendrá sentido viendo hacia atrás, pero caminando hacia adelante. El dolor no desaparece…solo se ausenta.
Ante un problema, existen dos opciones: Ser fuerte, o ser valiente. Ser fuerte implica, vivir el dolor en la carne, en los huesos…en el alma, pero fingir que no existe. Ser valiente es quien sufre, quien llora y entiende sin negar…que su dolor está presente en cada parte de su cuerpo pero que tiene suficiente VALOR para levantarse, y seguir adelante.
“Es más fuerte el que es débil...Que el “fuerte” que oculta su debilidad.

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