La oportunidad es como aquel gato a rayas que no fotografiamos porque pensamos que allí estaría al volver.
¿Por qué iba a esperarnos? Ni siquiera nos conocía. Solo se cruzó con nosotros y nos rogó atención.
La oportunidad era esa. Y nosotros la perdimos. Por pensar que aquel gato a rayas esperaría. Por pensar que iba a aburrirse bostezando hasta que le hiciéramos caso.
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