Lluvia para llorar.

No estemos solos en la lluvia.

Esa frase le venía a la cabeza por alguna razón, en algún momento alguien se la había dicho  o lo habría leído en algún libro, no estaba segura, pero cada vez que llovía y ella caminaba sola por la ciudad, venía a su mente e interiormente se lo repetía una y otra vez. También recordaba que esa frase la había marcado porque pensó enseguida; Normal, solos bajo la lluvia nos es más fácil llorar y ocultar las lágrimas, y desde entonces lloraba. Hoy era un día de esos, lluvioso, la ciudad estaba completamente encharcada y ella iba mirando su reflejo en cada pequeña laguna que se formaba sobre los baches del asfalto. Hoy era un día de esos porque estaba sola, se recordaba una y otra vez la frase y estaba llorando. Es cierto eso que dicen, nadie la miraba, nadie se miraba, era completamente libre para llorar sin el temor de que alguien la viera, la compadeciera. No la gustaba mostrar su pena, para ella la peor parte que se puede mostrar a los demás era la pena, siempre inquebrantable tenía que buscar sus rincones donde esconderse  para derrumbarse, como todos. Caminaba despacio, saboreando cada reflejo que su silueta dejaba en el agua, imaginando que las ondas sobre ella no las provocaba la lluvia, sino sus lágrimas, se imaginaba a ella misma inundando la ciudad, llenando los ríos, rebosando el mar con sus oscuras lágrimas. Se imaginaba a ella misma como una gran cascada de soledad. No era la primera vez que lo hacía, la verdad que cada vez que caían las primeras gotas de lluvia, instintivamente cogía su paraguas y salía a la calle, era como una llamada a su fuente interior, la lluvia llamaba a sus lágrimas, se había convertido en un ritual, no lloraba por nada en concreto, a veces no, pero para ella era muy necesario, una forma de desahogo. Hoy es diferente, hoy siente que algo se ha quebrado en su interior, creía que iba a renovarse como otras tantas veces, pero la lluvia no cesa, al igual que sus lágrimas, y las de hoy vienen acompañadas con viejos recuerdos, dolorosas imágenes. Sin saber por qué, hoy se acuerda de su madre fallecida hace muchos años, de su primer marido, el que la pegaba; de su hijo, que la abandonó por miedo a caer en su oscuridad, de su amiga Gloria,  la única persona de la que se enamoró realmente en la vida, de todos los años vividos en soledad, de todas las vidas perdidas por el orgullo, de todos los rincones que nunca visitó. Hoy se han abierto las compuertas y de repente se ve con claridad, como si alguien hubiese dibujado un esquema de lo que es ella y de la vida que ha recorrido, hoy ve sus miserias y la lluvia no es capaz de ahogarlas. Hoy se hace realidad uno de los mayores temores que siempre ha tenido, volver a recordar todo aquello que creía enterrado.La pena la inunda, se siente desecha, piensa que eso la pasa por haberlo guardado todo, realmente en su interior sabía que un día llegaría, pero lo que más triste la pone es que la lluvia sea la culpable. Siempre pensó que era su aliada, su amiga con la que se desahoga, la mano sobre el hombre que alguien te tiende para sentir que no estas solo, desamparado, hoy la lluvia la ha traicionado y se siente más abandonada aún. Cara a cara con ella misma, pensarlo hace que todo su cuerpo tiemble, un miedo profundo la invade, no quiere verse, no quiere conocerse, ya no, es tarde.Un pensamiento la viene a la cabeza, una explicación del grandioso torrente de emociones que invaden su cuerpo; la lluvia esta cansada de ser utilizada como paño de lágrimas y la ha devuelto la tristeza que ella había traspasado. Esos charcos hoy, se convertían en espejos que reflejaban su yo verdadero, ese que lleva años intentando ocultar bajo todos esos disfraces de mujer madura, inteligente y fuerte que se ha construido durante los años de frías soledades y falsas apariencias. Hoy la lluvia la lleva de la mano en un viaje interior.Las lágrimas no cesan pero los ojos ya no miran la lluvia, están cerrados, intentando contenerlas sin resultado, no sabe que hacer, se esta convirtiendo en lluvia mientras todas sus entrañas arden azotadas por las llamas de los recuerdos dolorosos. 
Abre los ojos y ve su reflejo en el agua, su triste reflejo negro y no sabe que hacer, cómo parar esa sensación, se siente acabar, no cree que pueda recuperarse, todo a su alrededor es oscuridad, por fin es verdadera, sincera consigo misma y ese es uno de los mayores dolores cuando tu vida ha sido un enorme esfuerzo por ocultarte a los demás, ocultarte a ti mismo. 
Sigue caminando, debajo de su paraguas que ya no la sirve, sus lágrimas son más fuertes que la lluvia, en un intento de alzar la cabeza y volver a la normalidad a lo lejos ve una pareja, un chico y una chica que están gritando, solos en la lluvia, enfoca su borrosa mirada y puede ver el rostro de la chica, asustado, completamente destrozado, eso la hace reconocerse en ella, siente lo que la chica esta sintiendo, así fue su despedida con Gloria, bajo la lluvia, entonces lo entiende todo, llora con la lluvia no porque sea más fácil, si no porque ella fue testigo del recuerdo más doloroso de su vida, la lluvia fue la banda sonora de la más desagradable despedida.
Siente compasión por la chica, en su interior nace la necesidad de acercarse, trasmitirla que no todo esta perdido, pero que lo puede perder si se queda ahí, como una estatua en ese momento, si se graba las palabras dichas en esa despedida. Se acerca a ella y la entrega su paraguas mientras la mira fijamente a los ojos llorosos. La chica mira extrañada a esa mujer elegante que se ha parado frente a ella, pero extrañamente no se asusta ni molesta, lo comprende y escucha las palabras que de su boca salen como un filo hilo:

No estemos solos bajo la lluvia.

Acto seguido, emprende el camino alejándose bajo la lluvia, diluyéndose en ella, sin mirar atrás, lo suyo ya no tiene solución. Su silueta se convierte en lluvia. Sigue llorando, tanto que sus lágrimas acabarán inundando su camino, desembocando en algún río, tiñendo de tristeza algún océano.