Lo que te grita mi vida en el punto en el que estoy

Mi ciudad no necesita un héroe. No necesita defenderse de sus peligros. No necesita que te vayas lejos a salvarme. No necesita notas sobre el mantel diciendo que volverás. Mi ciudad arde en deseos de que estés aquí. Te necesita salvándola a ella de mí.

Soy un desastre sin límites. Soy una máquina de fabricar contradicciones en varios idiomas. Soy un caos insalvable que no conoce el equilibrio. Soy incapaz de aguantar el vaso a rebosar más de unos segundos porque tiemblo sin razón.

Mi ciudad no necesita rascacielos ni puertos donde esperar oliendo a sal. No necesita guardianes ni cacheos. No necesita tu trabajo a tiempo parcial. Necesita tu dulzura a tiempo completo, desequilibrado y sin estar de servicio.

Soy un colgado de sus puentes que empieza cada dos días desde cero, porque no conoce la felicidad por más tiempo. Soy un cobarde inconsciente muerto de miedo, que se descuelga desde las alturas hasta mirar hacia abajo a medio camino. Soy un desastre que no comprenderías.

Mi ciudad me necesita para ser su mitad de reserva. Mi ciudad te pide a gritos que si vienes no te quedes tan solo a mirar. Mi ciudad da miedo y te pide a oscuras ser un héroe en mallas que viene y que va. Mi ciudad miente en mi nombre. Mi ciudad debería pedirte que te quedes sin rechistar y que ya miremos lo que va a pasar. Que el desequilibrio te haga balancear, que no pienses y ya está. Que te cuelgues conmigo al vaivén de la brisa y el mar. Mi ciudad hará lo que quiera y te dará libertad de pensar, creer y actuar, pero te pide encarecidamente que leas entre líneas que yo te pido algo más. Un desastre sin complejos. Sin cuidado.