Hoy, varios de los miembros del ACME están de resaca. Ayer fueron los exámenes de oposición (del latín opponere, oponerse, estar en contra, tocar los huevos) de muchos profesionales y los pobreticos están con cefalea, en vez de dolor de cabeza, acúfenos, en vez de pitidos en los oídos, y Glasgow bajo en lugar de "de bajón". Pobreticos, un abrazo, reponeos y ya sabéis, Alea Jacta Est ("Alguien se Jacta de Esto, a alguien le hace mucha gracia esto").
Por lo tanto, hoy es casi mi primer día de verdad de libertad. El primer día consciente, orientada, sin notar la neurona hecha papilla, etc. Sé que suelo tratar estos temas en mi otro blog, las Cerezas, pero ya que hoy comienzo los primeros pasos pues vengo por aquí, ya que estos van a ser muy literarios.
En el horizonte más cercano tengo un par de concursos a los que le tengo echado el ojo desde hace tiempo y en los que quiero participar. No sé si llegaré a los plazos, ya que tengo que corregir y muy posiblemente reescribir bastante, pero sí sé que voy a trabajar hasta tenerlo todo listo, ya sea para estos o para próximos.
Hay otro concurso más al que le eché el ojo. Los de Valencia Escribe han organizado este otro: I Maratón de microrrelatos Valencia Escribe - Massalfassar. Si alguien se anima ya sabe, puede participar si quiere. Quedan avisadas, de paso, las señoras Anxo y Sand de esto, por si se apuntan también.
Además de eso, a lo largo de estos dos meses desde el NaNo no he parado de darle vueltas al proyecto que tecleé en noviembre, Dx: Síntomas. De cuando en cuando me ha venido a la mente, he apuntado ideas para meterle mano o he pensado en mejoras. Me apetece mucho corregirlo, darle buena forma, trabajarlo, etc., pero en estos momentos me noto un poco saturada (efectos colaterales del examen), imagino que poco a poco y más adelante (marzo, por ejemplo) iré trabajando en ello. Ahora quiero quitarme otras cosas más urgentes, cortas y rápidas de encima, como lo dicho antes de los concursos.
No es el único proyecto que pide atención. Ayer ya tuve tiempo de pasar a limpio lo que había escrito estos días pasados en sucio de Páginas de Metáforas, así que supongo que poco a poco volveré a la normalidad literaria, escribiré más y podré dedicarme no solo a eso, también a desarrollar otra cosa. Me apetece mucho teclear algo más, algo más largo, tengo varias ideas que se pelean por salir y no sé a cuál atender primero.
Dicho esto, parece que Páginas de Metáforas no es largo, que es una nimiedad, pero nada más alejado de la realidad que eso. Tiene su propio ritmo, sus tiempos y es algo que voy construyendo despacio, sin forzarlo. Supongo que también es por eso por lo que me apetece tener ese otro texto por ahí al que dedicarle tiempo cuando no esté liada con Metáforas. Pero no más de uno, quiero dedicar mi atención, focalizarla, y antes tengo pendiente las correcciones de las que hablaba antes.
Por ello, y para inaugurar como se merece este primer día de libertad en el que me noto por fin lista para hacer lo que sea (ayer fue como un postoperatorio, como si estuviera aún bajo los efectos de una anestesia general, no estaba), va a tocar una visita a la copistería más cercana a imprimir mucho. Nada como emborronar papeles de anotaciones para volver a la rutina literaria. Ya os iré contando conforme vaya escribiendo, como siempre.