Monólogo: la vida nos manda señales

LA VIDA NOS MANDA SEÑALES
La vida nos manda señales….o eso dicen, no es que yo sea muy mística, pero si ves que la matrícula de un tío, que ya sabes de antemano que es un poco cabrón, termina HDP, pues lo mismo es verdad eso que dicen y la vida te está enviando una señal.
Otro ejemplo es cuando vas a entrar a un restaurante y ves que está totalmente vacío, lo mismo no va la gente por algo, pero tú decides tirar para adelante para comprobar en tus propias carnes, que efectivamente, si no iba nadie era por algo.
Que a una casa perdida en medio del campo la llamen la casa encantada, y tú decidas entrar con tu grupo de amigos para desafiar a la leyenda, y se te caiga una teja en la cabeza, lo mismo es otro de esos avisos de la vida.
Que intentes hacer un viaje que, por circunstancias ajenas a ti, has tenido que posponer muchas veces, y cuando por fin puedes realizarlo compruebas que el sitio en cuestión era un poquito una mierda, pues lo mismos algo nos estaba avisando la vida.

Desconfiar de una persona y aun así darle una oportunidad, para comprobar, que efectivamente, tu intuición tenía razón y esa persona no era de fiar, es otro de esos avisos que nos da la vida y a veces no vemos.
Que una serpiente potencialmente peligrosa, eso, en el mejor de los casos, se llame boa constrictor y no chiguagua, es otra señal , de que lo mismo el animalito cariñoso no es.
Que cada vez que quieras quedar con un tío se alineen los planetas para que no puedas quedar con él, y luego descubrir que él estaba con otra, puede ser que sea otra de las señales de advertencia que a veces la vida nos manda.
No es nada transcendental, de hecho no creo que la vida tenga un radar para avisarnos de los múltiples peligros que podemos encontrarnos en ella, ¡Ojalá! Pero sí que es cierto, que a veces, hay una serie de hechos previos que pueden funcionar a modo de advertencia, no por iluminación divina si no por acción humana, cada uno con sus acciones va dejando un reguero miguitas de pan que deja entrever esas partes de su personalidad o forma de actuar, que solo hasta que no es demasiado tarde no te das cuenta.
Si eres un pelín avispada, y eres capaz de darte cuenta de esas pequeñas miguitas, la vida te resultará mucho más fácil. Bien es cierto que muchas veces esto es cuestión de aprendizaje, es decir, con quince años eres incapaz de distinguir a un gilipollas, pero a poco que hayas aprendido en la vida, a partir de los treinta reconoces a un gilipollas a distancia, y hasta te da tiempo a huir de él.
Bueno, dicho todo esto, estad atentas a las señales, nunca sabes cuándo un tonto puede estropearte un buen día, los colocan estratégicamente para que aparezcan en el momento menos pensado, así que estad bien atentas y esquivarlos, para que los buenos días sigan siempre siendo, buenos días.
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