Revista Diario

Pre-NaNo 2015 (3)

Publicado el 26 octubre 2015 por Isi Lpp
Se va acercando la fecha de comienzo del reto. En concreto el próximo domingo ya es día uno de noviembre, por lo que en menos de una semana miles de personas en todo el mundo le dará a la tecla como si no hubiese un mañana. Otra cosa es que el empuje llegue hasta final de mes o que la historia no haga agua antes y se deje, algo que le puede pasar a cualquiera.
De eso vengo precisamente a hablar hoy: del trabajo del uno al treinta de noviembre. Me hubiese gustado traer algún otro tema, pero no tenía más sugerencias pendientes.
Me centro: trabajar el mes entero, no desfallecer. En todas partes se habla de los dos tipos de escritores principales: de brújula o de mapa. Básicamente, y por simplificarlo un poco, el de brújula sería el que tiene una idea base y se deja llevar con lo que surja y el de mapa el que planifica todo al milímetro antes de escribir. Ambos métodos tiene ventajas e inconvenientes y cada uno puede trabajar según un patrón u otro, incluso algo intermedio entre ambos. En cualquier caso, vengo a dar algunas pautas sencillitas para cumplir con el reto y que, creo, se puede aplicar en ambos casos.
1. Hacer un breve guión sobre qué vas a escribir durante el mes. Ya sé que si eres de mapa lo tendrás más que hecho, cuadriculado y listo, pero insisto en que incluso siendo de brújula te puede venir bien. Algo breve, unas líneas de lo que quieres que sea la historia en sí, las partes en que se dividirá... En definitiva, conviene tener un pequeño esquema, por breve y escueto que sea, para cuando llegue ese momento (y llegará) en que te quedas en mitad de una escena pensando "¿y ahora cómo sigo?".
2. Planifica el tiempo. Para eso puede venir bien el paso anterior. Si tienes ya más o menos claro qué pasará (o, aunque sea en cuatro líneas, qué quieres contar en la introducción, nudo y desenlace) te será mucho más fácil coger un calendario y calcular más o menos la extensión que tendrá tu texto. A partir de ahí puedes dividir el tiempo al que dedicarás cada parte. Ejemplo: primera semana para la introducción y principio del nudo.
3. Los calendarios del NaNo son tus amigos. De hecho, creo que son una herramienta muy útil, y esto es algo que vengo comprobando como opositora. Un calendario no es solo una hoja donde vienen los días y, en este caso, la meta en palabras, es también el sitio donde vas a apuntar qué vas a trabajar ese día, los avances, lo que queda pendiente, lo que sabes que vas a retocar cuando revises la historia (nadie dijo que de aquí saldría un manuscrito perfecto). Si, encima, cuando planificaste la historia y la dividiste en capítulos, apuntas dichos capítulos ahí te servirá como empujón anímico el ir tachándolos conforme los escribas. Esas cosas se agradecen, sobre todo a mediados de mes.
4. El horario de escritura. Es difícil, pero lo suyo es analizar un poco nuestra rutina y elegir qué horas tenemos libres como para dedicar un par de ellas a la escritura. ¿Las seis de la mañana, por el silencio y la tranquilidad de estar todos durmiendo? ¿Las diez de la mañana, desayunando en una cafetería o en casa? ¿La sobremesa? ¿A media tarde? ¿Después de cenar? Cuando sea, pero que sea un momento solo para ti y para esto, y apaga en ese rato todo lo que sepas que te va a distraer. Con un bolígrafo y papel o el procesador de texto a pantalla completa tienes suficiente. Las distracciones son el camino hacia el lado oscuro. Las distracciones llevan a la procrastinación, la procrastinación a perder el tiempo y perder el tiempo lleva a no escribir nunca.
5. Trabajo constante. Esto va a parecer casi de perogrullo, pero una de las claves para conseguir alcanzar la meta del NaNo están en trabajar a diario. Hay gente que hace cuatro maratones y escribe ahí el reto entero. Hay quienes se funden diez mil palabras en dos días como el que nada y luego no vuelve a escribir hasta cuatro días después. Yo prefiero hacer una cuota de palabras diaria, por mínima que sea. A malas, si hay un día que no se puede trabajar (que los hay a veces) será más fácil de compensar si tienes un colchón de palabras porque tecleas a diario que tener que remontarlas con una paliza al día siguiente.
6. La crisis de mediados de mes. Esto es algo que llega, le pasa a todo el mundo y que muchos abandonen el reto entonces. Sobre el día quince, día arriba o abajo, cunde el desánimo porque aún quedan demasiadas palabras, demasiados días y a lo mejor esa historia tan maravillosa en principio no termina de arrancar. O te has atascado de mala manera con algo que, a priori, parecía que sería bueno para tu texto. O porque arrastras un retraso en el marcador de palabras tal que te da vértigo solo de pensar cuánto tienes que escribir para llegar a tiempo con las cincuenta mil el treinta. O por mil motivos más. Creo que lo más importante, en este caso, es seguir a nuestro ritmo, como se pueda, avanzar. ¿Que tal escena se atasca? Continua con la siguiente, ya volverás a ella en la corrección. ¿Que llevas retraso? Sigue escribiendo igualmente, cuando llegues a final de mes seguro que tienes muchas palabras más que si no hubieses hecho este reto y la satisfacción de haber mantenido la rutina de un mes completo dedicado a la escritura. Te ayudará mucho, entonces, haber seguido las recomendaciones anteriores para poder seguir adelante y, por ejemplo, escribir el capítulo ocho otro día, cuando vayas por el doce y tengas un poco más claro qué pasó en aquella escena que dejaste a medias.
7. Abandonos. Hay historias que, por más que quieras, no pueden seguir adelante. Hay retos que no se consiguen. Hay ediciones en que, por ejemplo, tampoco te planteaste nada y trabajabas con un «a ver qué sale». Luchaste por esa historia, peleaste por ella, pero no pudo ser y debes dejarla ir. ¿Aún crees que puedes hacer algo con ella el resto del mes? Continúa peleando siempre que sea posible, pero hay veces que ni por esas se salva el texto, entonces el abandono aparece. Los abandonos existen, hay que saber asumirlos cuando toca. Siempre tendrás algo más que cuando empezaste y, quizás, una base sobre la que trabajar para que en un futuro esa historia que tanto quieres escribir pueda ser redactada. No borres lo que has hecho, pase lo que pase: de los errores también se aprende.
8. Correcciones. La idea de teclear tanto este mes es dedicarte a hacer un primer manuscrito. Ojo cuidado, el primero: a partir del momento en que lo finalices tocará trabajar con él casi más que cuando lo redactaste, será el momento de las temidas correcciones. No te engañaré, le vas a dar muchas vueltas a ese texto, le cambiarás miles de detalles, reescribirás partes enteras, seguramente tendrás que eliminar bastantes fragmentos. No es algo fácil, igual que tampoco lo es ir corrigiendo sobre la marcha: a fin de cuentas, te falta terminar la historia para poder tener una visión global y más completa sobre si ese capítulo funciona o no, por ejemplo. Pero ahora céntrate en producir ese primer manuscrito, ese casi borrador de historia. Ya habrá tiempo a partir de diciembre para trabajar en su corrección.
En realidad, creo que con todos estos puntos he tocado el trabajo previo al reto del NaNo, durante el propio NaNo y el posterior, aunque sea de pasada. En resumen, mientras más claro tengamos qué vamos a escribir ese mes más fácil será plasmarlo, aunque eso no quiere decir ni mucho menos que va a salir con facilidad. Habrá días en que no haya manera de enlazar dos frases seguidas y días que dobles tu contador diario habitual (puede o no coincidir con el de la web).
Por supuesto, todo lo anterior son breves pinceladas. Cada uno de esos puntos se podría desarrollar muchísimo más, pero creo que como entrada ha quedado ya suficientemente extensa y repleta de información. Ya os iré comentando qué tal me va este año. Y he pensando, incluso, en escribir sobre las correcciones de cara a cuando empiece a corregir lo mío (supongo que para febrero, cuando me quite el examen EIR de en medio), pero eso último ya se irá viendo.
Feliz kick-off a todos y feliz inicio del reto.

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