Revista Fotografía

Probando a revelar carretes en casa

Publicado el 20 julio 2013 por Javierferdo

Hace unos meses me compré un equipo de laboratorio fotográfico en el que venía una ampliadora Durst M605 y un tanque de revelado, con algunos aparatos más. Era lo que me faltaba para tener el equipo analógico al completo.

Tras hacer un gran pedido de líquidos, carretes y papeles, lo primero que hice fue revelar un par de carretes en el baño. Había visto y participado en revelar películas de blanco y negro en la asociación F-Stop de Durango, pero a decir verdad iba con cierto temor de cargarme las fotos. Por suerte, para gente inexperta como yo en los botes de revelado, paro y fijador, viene explicado cuanta cantidad hay que echar y cuanto tiempo hay que tenerlos a remojo dentro del tanque. A pesar de seguir los pasos a raja tabla siempre te queda la cosilla de ¿y si no es suficiente? ¿Y si me paso? Pero ya no hay marcha atrás.

hecha por Javier Ferdo

Antes que nada hay que meter el carrete dentro de la espiral y está, dentro del tanque, todo esto completamente a oscuras. Por lo que el baño es tu mejor aliado en esta situación. Tras un par de ensayos con un negativo velado que tenía por casa, apague la luz después de haber vuelto a revisar que estaba todo en el orden que yo quería y me puse a ello. Tuve la suerte de que entró a la primera y no hubo mayores complicaciones, así que lo hice bastante rápido. Después de dejar el tanque con la primera tapa en la penumbra comienza el baño, el primero en entrar a escena es el revelador. Le eché la cantidad que ponía en el envase y comencé a balancearlo de arriba abajo, sin agitar, durante un minuto. Después lo dejas reposar y cada 30 segundos repetía una vez más el movimiento y cuando lo volvía a dejar en la mesa lo hacía con un golpe seco para evitar que alguna burbuja de aire se quede marcada en la película. Así hasta cuatro minutos.

Una vez vaciado llega el turno del paro. Este he leído que es optativo, se puede echar directamente el fijador o bien hacerlo con vinagre. Lo que hace es evitar que el revelador siga trabajando y detener el proceso. Con este líquido en acción solo hace falta estar un par de minutos con balanceos cada 30 segundos. Al finalizar toca el fijador, que como su propio nombre indica, fija la imagen en el negativo. Y con este también estuve un par de minutos con sus correspondientes balanceos.

Cuando has acabado con el baile de químicos toca el turno de la limpieza. Lo que había leído y oído era que había que tenerlo durante 20 minutos bajo un potente chorro  de agua, algo que no me gustaba nada por el gasto tan grande. Sin embargo, encontré un libro que me dió la solución: “El laboratorio fotográfico: guía práctica del procesado, el positivado y el retoque” (Roger Hicks y Frances Schultz). En un pequeño recuadro que ponía “consejo útil” decía lo siguiente:

Si utiliza un fijador no endurecedor y ha procesado la película a 24ºC o a menos, ahorre tiempo y agua tal y como indicamos a continuación. Llene el tanque con agua limpia a la misma temperatura que los otros productos químicos, inviértalo 5 veces y séquelo. Llénelo de nuevo, inviértalo 10 veces y séquelo. Llénelo otra vez, inviértalo 20 veces y séquelo. De este modo habrá lavado la película totalmente.

Y así lo hice. En principio me dio buen resultado, pero eso no lo sabré hasta que pase algún tiempo y el negativo permanezca con el mismo color y no vaya mutando a un amarillo antiguo.

hecha por Javier Ferdo

Cuando saqué el carrete del tanque sentí una tremenda alegría al ver las imágenes que había hecho hacía tanto tiempo. Fue uno de esos momentos en los que te sientes muy orgulloso de ti mismo. Tras el primer éxito con una película de 35mm, repetí el proceso con un carrete de 120mm añadiendo a las mismas disoluciones la cantidad de líquido que me indicaban los envases y volvió a salir a la perfección. ¡Qué satisfacción!


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