Fotografiar con una cámara como esta siempre es especial: cambia la forma de cogerla, cambia la forma de encuadrar, cambia la forma de mirar, pero sobre todo cambia la forma en la que te observan los paseantes por la calle al verte con un máquina semejante.
Un amigo, coleccionista de este tipo de cámaras, me prestó esta Coronet de Luxe para probarla y me recordaba a mi querida Kodak No.2 Folding Autographic Brownie. El manejo de este tipo de máquinas es muy sencillo, apenas tiene funciones con las que perderte como en una máquina actual. Tiene lo imprescindible: apertura de diafragma, velocidad de obturación y enfoque. No necesita nada más.
Acostumbrados a ciertas comodidades a la hora de fotografiar, con esta cámara inglesa de 1927 se echan algunos detalles en falta, como por ejemplo una mayor apertura, tan solo se abre hasta f7’7. O el visor, un pequeño juego de lupas con el que tienes que intuir lo que encuadras. Además, los negativos son de 6x9cm (utiliza un carrete de 120mm) por lo que son rectangulares, pero el visor es cuadrado, así que el encuadre elegido es una mera orientación, porque no ves todo lo que saldrá en la imagen.
Llama la atención que su máxima velocidad de disparo es de 1/100, por lo tanto fue en la década de los años 20 cuando doblaron la velocidad de disparo, ya que hasta entonces tan solo tenían hasta 1/50. Lo lógico con una cámara de las de ahora, al hacerlo todo manual, es disparar a 1/125 para que lo que capturas salga totalmente quieto. Sin embargo, con esta Coronet, da no sé qué disparar a su velocidad más rápida porque al tener una apertura tan cerrada el temor de que la imagen salga muy oscura es latente.
Otra curiosidad de esta cámara es que no tiene el agujero para introducir el cable disparador, cuando en aquella época era algo casi imprescindible para tomar fotografías debido a que tenían poca velocidad. Disparar con ellas a pulso era arriesgado y las probabilidades de que la imagen saliera movida era considerable, por eso era muy común que junto a la palanca de disparo tuvieras la opción de poner el cable.
También es destacable su anillo de enfoque, porque en este tipo de cámaras que había visto con anterioridad, tienen una chapita en la que te indica la distancia en metros o pies y depende de cuanto saques el fuelle de la máquina enfocarás más lejos o más cerca. Sin embargo, esta Coronet ya tiene el anillo de enfoque en el propio objetivo. En la foto superior se ve la lente en un primer plano y sobre las aperturas del diafragma se ven unos números que están en feet (pies).
Siempre que utilizo una cámara tan antigua me parece sorprendente que siga funcionando como el primer día. Dudo que con las máquinas que utilizamos ahora, dentro de 100 años funcionen.
Apertura : f7’7
Velocidad : 1/50
Esta fotografía es en el parque de Doña Casilda de Bilbao. Era un día que la ciudad vizcaína estaba nublada, ideal para fotografiarla. Mi intención era sacar la torre de Iberdrola, al fondo, entera. Sin embargo, el visor orientativo de la cámara me jugó una mala pasada y no la vi entera, de esta forma salió más suelo y menos cielo del que a mí me hubiese gustado.
Apertura : f7’7
Velocidad : 1/50 – 1/100
También en el parque de la villa. Como se puede apreciar la fotografía no esta con el horizonte recto y es que con estas cámaras es muy complicado sacarlo recto sino disparas con un trípode en el que la máquina esté totalmente fija.
Otra cosa que se puede apreciar en estas fotografías es que el escaneo no es del todo preciso, y es debido a que mi forma de escanear los negativos con unos tan grandes como estos se hace más complicado.