Con esto acabo con la ronda de reseñas pendientes por una temporada... Hasta que caiga el siguiente y, no nos engañemos, no creo que tarde con lo que disfruto yo leyendo. Vamos, que para la semana que viene vuelvo a la carga con otra. Pero mientras, allá que vamos con el siguiente título por comentar: El ojo blanco, de Guadalupe Eichelbaum.
En este caso, el ejemplar que tengo vino por correo con una dedicatoria de la propia Guadalupe (compañera de armas del grupo de adorables cabritos que somos en ACME). Muchísimas gracias por el envío, me hizo muchísima ilusión cuando lo vi. No tardé nada en leerlo.
Que conste que la reseña la hago con mi opinión personal, no por conocer a Guadalupe. Ya sabéis que si algo me gusta o no me gusta lo digo muy claramente.
El ojo blanco es una historia de terror sencilla y que se lee de un tirón, rapidísimo. Está orientada a niños, que ellos también tienen derecho a leer libros de esa temática adaptados a su edad. Y tengo que decirlo muy claramente: funciona para esas edades, está bien escrito, es bueno. No puedes verlo con ojos de adulto, tienes que verlo como un niño.
Así que estáis ante una novela de terror corta, perfecta para chavales que aún no han empezado a leer libros juveniles por edad. Un libro que funciona, que te engancha, que tienes que devorarlo hasta el final.
Creo que el ojo blanco se ha apoderado de mí y por eso no he podido dejar de leerlo. Y si queréis saber qué significa eso, ya sabéis, a por él.