Como hace muchísimo que no vengo a hablar de libros por aquí vuelvo ahora para comentar algunos títulos. No es que vaya a retomar la sección de reseñas como tal, puesto que sé que de ahora en adelante la cola de lectura se me va a paralizar bastante por motivos de peso (y me duele en el alma, pero prioridades son prioridades). Simplemente me apetece comentar ciertas lecturas de este verano que, por un motivo u otro, han sido interesantes y creo que me han aportado algo.
El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo, de JRR Tolkien. No me voy a poner transcendental ni diré nada que no se haya dicho ya sobre este escritor ni sobre su obra. Es una relectura que llevaba ya un tiempo rumiando. Echaba de menos meterme en la Tierra Media y volver a recorrerla con la Compañía: los cuatro hobbits Frodo, Sam, Pippin y Merry, el enano Gimli, el elfo Legolas, Gandalf el Gris y los humanos Aragorn y Boromir. Debo decir que esta vez me ha costado menos meterme en la historia y la he podido disfrutar más. No deja de tener partes en las que piensas que Tolkien se enrolla como las persianas para contar hasta la distribución de las hojas del árbol junto al puente por el que pasan y que tiene tal historia trascendental en los Días Antiguos, etc.
¿Qué me ha aportado su relectura? El placer de volver a sumergirme en una buena historia, así como una compañía de lo más grata para un largo viaje en tren. Tengo pendiente seguir leyendo el resto de los libros de la trilogía.
Don Juan Tenorio, de José Zorrilla. Comparto amor por este clásico de la literatura con mi padre, así que era imperdonable estar en casa de mis padres y no leerlo. Nada más que añadir, he hablado mil veces de este libro.
¿Qué me ha aportado su relectura? Unos pocos trayectos en bus más amenos y el recuerdo de una obra que nos encanta.
Saga de escritoras, de Maggie Lane. Ha sido mi descubrimiento del verano. La autora analiza en formato biográfico y con bastante profundidad la forma en que la figura del padre influye en la vida de ocho escritoras claves en la literatura inglesa y americana: Fanny Burney, Maria Edgeworth, Elizabeth Barret Browning, Charlotte Brontë, George Eliot, Emily Dickinson, Beatrix Potter y Virginia Woolf. Además de las susodichas, nombra de pasada los casos de Jane Austen y Louisa May Alcott en la introducción. Resulta muy interesante ver el peso que tuvieron ellos en la obra de sus hijas, en cómo crearon, el cúmulo de circunstancias a su alrededor y alrededor de su literatura. Por cierto, leyendo este libro me han dado ganas de leer más sobre las respectivas autoras y sus obras.
¿Qué me ha aportado su lectura? Una nueva visión sobre la literatura de estas mujeres, el conocimiento de algunas nuevas para mí, ganas de leer sus libros y el interés de ver cómo ha ido evolucionando la posición de la mujer a lo largo de la literatura, aunque sea en un periodo corto.
Han habido más lecturas este verano, por supuesto. Y tengo aún algunos libros más que analizar, pero creo que ya son suficientes por esta entrega. En la próxima hablaré del resto.
Feliz semana, señores.