Cuando voy a hacer fotos de estudio sólo pido dos cosas: llevar un plan preparado y, el más importante, que la modelo esté dispuesta a posar para la cámara como si fuera lo más normal del mundo. Eso se cumplió el pasado sábado con Ana Martín.
Era la primera vez que se ponía delante de una cámara para sacar fotos un poco más “profesionales”, pero en seguida se animó y nos lo pasamos en grande. Lo que más valoro cuando hago una sesión fotográfica con modelos es que la persona que esta posando se lo pase bien, que no se le haga largo, que disfrute el momento, que esté tranquila y, por supuesto, que le guste el resultado. En definitiva, fue una sesión muy agradable.