VOLUNTAD
Hoy y más que nunca quiero hablar de la VOLUNTAD (Del lat. voluntas, -ātis) como esa facultad de decidir y ordenar la propia conducta. Hoy lo necesito. Y es que estoy ejerciendo mi voluntad, como creo que nunca he sido capaz, y espero que sea otro de mis nuevos comienzos. Pero es que además hoy se cumple un año del acto que hubiera cambiado mi vida para siempre. Sobre lo que pasó ya lo explicaré más adelante, no es otra promesa al uso, pero es que aún no me siento con las fuerzas suficientes para poder hablar de ello. Estoy trabajando en ello.
Es muy importante para mí escribir esta entrada esta noche y es que elegir la Historia como pseudo-oficio conlleva una extraña adicción a las efemérides. Hoy comienza un listado de efemérides personales un tanto agridulces. Son agrias porqué han conllevado a cuestionarme muchas cosas que ver con mi persona y mi entorno. Porqué en este año lleno de fechas a olvidar he aprendido lo que es el dolor, la decepción, la tristeza más profunda y la terrible depresión. Pero también son dulces porqué si no hubieran ocurrido estos hechos tan poco celebrables, hoy no estaría descubriendo tanto, entre todas ellas a mi persona. Estoy empezando poquito a poco a encontrar el sentido a muchísimas cosas. Me estoy encontrando el sentido a mí. Por todo esto y por más, era muy importante que escribiera sobre la voluntad, mi voluntad.
¿Cómo puede cambiar tanto la vida en un año? Después de un episodio traumático es muy fácil quebrantar la propia voluntad. Hace unos meses, bastante antes de que me refugiara en este mi rincón, pensé en escribir sobre la CONDESCENDENCIA y es que llegué a pisar tan profundo que mi voz, mi opinión, mi voluntad se estaban apagando. Cuando los problemas derivados por la confusión personal aterrizan, llega un momento en que te callas o asientes por no discutir, por evitar malas escenas y llantos de más. Sin darte cuenta que estás minando tu voluntad, tu comunicación con los demás y tu auténtico yo.
Y es que es muy fácil que la falta de voluntad a veces vaya de la mano de la resignación. Hace más de un año estaba resignándome a lo que me rodeaba, mirando de reojo esos “y si yo…” repasando de filón esos “qué quiero hacer y qué estoy haciendo”. Pero ¿Qué quería hace un año? ¿Qué quería yo para mí? ¿De verdad quería luchar por ese escenario congelado donde todos los días eran iguales? Sí, quería pero no sé si por voluntad propia o por sistema para arreglar algo que ya estaba impuesto por los años. Siempre en silencio, cumpliendo con el deber de parecer feliz (que no es lo mismo que serlo), como si por voluntad divina llegasen esos deseos que tanto anhelo. Pero puedo empezar a decir que por “suerte” todo se quebró.
Digo suerte claramente con una mirada actual porqué lo cierto es que han sido meses horribles de estancia entre lo más profundo del pozo y el pico más alto de la montaña. Sigo teniendo altibajos pero es normal en todo proceso de cura espiritual.
Pero no todo lo que ha ocurrido en este marco de tiempo ha sido malo. He conocido gente fantástica que me ha hecho aprender mucho, a plantearme cosas nuevas, a tener ilusiones y que me han ayudado a crecer mucho por dentro. Algunas lo saben, otras han sido actores sin saberlo. Pero a todas les doy las gracias porque de una manera directa o indirecta me han ayudado a estar donde estoy hoy. Y lo más importante: estoy conociendo de nuevo a la persona que más cerca tengo. Tengo que agradecerle tanto… pero también tengo que disculparme por haberme alejado tanto pensando que no sufría al igual que yo. Por suerte todo esto que ha pasado no sólo me está ayudando a mí a prosperar espiritualmente sino que también ha permitido que pueda descubrirse a sí misma, y que estemos compartiendo más en estos últimos meses que en once años que llevamos de relación. El futuro ya hablará por sí solo.
Estoy aprendiendo mucho de mi propia voluntad. Cada día supone un todo de pequeños ejercicios que me ponen a prueba, entre ellos el de decir NO cuando mi voluntad no permite ciertas cosas y eso me está ayudando mucho. Es mi batalla ganada al asenso que se vuelve muy cómodo a veces.
Por otro lado no se debería confundir nunca la voluntad con el deber. Aún estoy muy verde para poder ver la objetividad de mis hechos pero creo que he tomado decisiones muy acertadas sobre todo en las que se incluye a terceras personas. A veces la voluntad queda supeditada al deber pero aquí ya me intervienen cuestiones morales y éticas que ahora no conviene aclarar. Pero de paso, aprovecho para lanzar una pregunta: En los diferentes aspectos de tu vida, ¿Crees que estás siguiendo tu voluntad o renuncias a ella para cumplir con tu deber contigo y los tuyos? Yo aún no tengo mi respuesta, pero trabajo desde ya para encontrarla.
Gracias.
La canción de hoy es de un cantautor que por fin me estoy permitiendo conocer.
Ismael Serrano. Despierta