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Segunda mano, ciudad sin ley

Publicado el 05 septiembre 2017 por Emiliomolinar @EmilioMolinaR
Segunda mano, ciudad sin ley
Me gusta la segunda mano. Es una excelente vía para conseguir diversos artículos que o bien nuevos son demasiado caros o bien ya están descatalogados y es imposible encontrarlos. Aquí en Alicante hay muchas tiendas que se dedican a la compra y venta de casi todo tipo de material: libros, música en vinilo o cd, películas en cinta o disco, juguetes, videojuegos, ropa, bicicletas, herramientas, electrodomésticos y un largo etcétera. Es un modelo de negocio que, aunque ya existía antes de la crisis económica que nos ha azotado estos últimos años, fue entonces cuando sin duda vivió su mayor auge puesto que mucha gente no podía acceder a lo nuevo, además de aquellos que, por necesidad, se vieron obligados a vender muchas cosas para poder llegar a final de mes. Algo, como podemos imaginar, que beneficia a todos pero, ¿en igual medida?
Yo me suelo mover en el ámbito de los videojuegos, por lo que no puedo hablar mucho de lo que sucede con otros artículos, aunque lo que voy a describir es bien seguro que afecta en mayor o menor medida a todos ellos. Si bien mis posibilidades económicas han crecido un poquito recientemente, durante largo tiempo me he visto obligado a acudir a la segunda mano para hacerme con diversos juegos que, en condiciones normales, estaban lejos de mi alcance. He encontrado verdaderas gangas a lo largo de los últimos meses y años que, en parte, conservo todavía. Sin embargo no siempre uno se siente a gusto con las compras realizadas, opta por deshacerse de ellas volviéndolas a vender y es entonces cuando se topa de bruces con la cruda y triste realidad de este mercado...
Es comprensible que, en lo que se refiere a los negocios de este tipo, a los comercios (dejemos los tratos de particular a particular a un lado por el momento), el dueño de la tienda tiene que trabajar con un margen de beneficio. De no hacerlo no tendría sentido su labor pero he comprobado que, en algunos casos, este excede y por mucho lo que la persona que vende su material va a percibir por el mismo. ¿Es ético comprar un juego a un valor y revenderlo luego en tienda no ya por el doble, sino por hasta cinco o seis veces (sino más) de lo que se ha pagado previamente por él? Mi opinión al respecto es clara: NO, no lo es, pero es una práctica muy habitual y, al parecer, aceptada por todo aquel que mercadea con las tiendas.
A mí me ha sucedido más de una vez, y he hecho el trato a sabiendas de que tal vez hubiera podido sacar más de haberlo puesto a la venta en Wallapop por ejemplo, pero mis ganas de quitarme de encima lo que me sobraba pudieron más. No obstante, lo que quiero comentar en este post no es lo que la gente debe o no hacer para sacar más dinero sino la necesidad, a mi juicio, de regular un mercado en el que cada uno se mueve a su libre albedrío, según su propio criterio, y en consecuencia no se le está otorgando al producto el valor económico que realmente tiene y que debería, euro arriba o abajo, ser el mismo para todos.
Puedo atestiguar que he llegado a ver en múltiples ocasiones el mismo juego de segunda mano, en comercios diferentes, con grandes diferencias de precio entre ellos. ¿Ejemplos? Pues a la mente me vienen juegos de Xbox 360 como WET o el Sega Superstar Tennis a 10 euros en un sitio y a 3 en otro, estando en los dos casos en idénticas condiciones. Lo más doloroso es que, tanto en uno como en otro, a la persona que los ha vendido se le ha pagado probablemente un euro o euro y medio a lo sumo por cada uno de dichos juegos y, sin entrar a juzgar que haya hecho o no una soberana tontería, creo que se hace necesario llegar a un término medio para que casos así no se produzcan.
En los videojuegos más actuales pienso que la solución pasa por establecer un baremo de precios fijos, aunque con cierto margen de maniobra para que pueda existir la competencia entre negocios, en función de si ha vendido mucho como novedad y el tiempo que lleve en el mercado pues no es lo mismo un juego con un año de vida que otro con tres ni uno que haya vendido millones a otro que no haya llegado ni a un millón, por ejemplo. Es un poco complejo pero estoy seguro de que la administración u organismo competente podría hacerlo si quisiera...
En los antiguos la cosa ya se lía más porque dependería también de la demanda y la oferta existentes de dicho juego. En el comercio en tienda el valor sentimental no debería ser tenido en cuenta para que no hubiera de esta forma gente que, agarrándose a lo mitificado que esté el susodicho juego, inflara el precio como ocurre a menudo entre quienes especulan con ellos. Los artículos raros son por lo habitual los más cotizados pero incluso aquí se podría regular aplicando los criterios ya descritos, lo que podría evitar en gran medida que el precio se disparara.
Si existe realmente una legislación que regula los precios en la segunda mano, cosa que dudo mucho visto lo visto, lo cierto es que nadie la acata. El valor que cada comerciante o particular le da a un determinado producto está dado por un criterio absolutamente personal y subjetivo, y creo que de seguir por esta linea jamás acabaremos con la brecha, en algunos casos como dije bastante grande, que se da entre lo que recibe quien vende algo a una tienda y lo que luego gana esta si revende ese artículo. Si por cualquier novedad se paga casi lo mismo se vaya uno a la tienda que se vaya, ¿a qué se espera para hacer algo al respecto con la segunda mano? ¿No sería mucho más justo para todos que fuera así en lugar de ser, como es a día de hoy, una selva o ciudad sin ley en el que cada uno hace lo que le da la real gana y si lo quieres lo tomas y sino lo dejas? ¿Qué pensáis al respecto de este asunto?

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