Revista Diario

Sobre billetes falsos

Publicado el 25 febrero 2019 por Anamarinosa
América últimamente es un no parar, que yo creo que como nos volvemos en nada nos hemos puesto en modo "me resbala todo", está todo el pescado vendido. Y nos siguen pasando cosas fuertes, pero como siempre son muy fuertes pues ya no nos parecen fuertes, mi Jorge dice que en América el que dirige el cotarro organiza las movidas para que la gente vaya siempre muy al límite con las cosas de la vida; así te cuelan como normal lo que no es muy normal, y nadie se da cuenta. No sé si me explico. 
Mi Jorge ya es legal otra vez, que por fin le han renovado el carnet de conducir y no le han pasado ningún papel super importante por la trituradora. Primero llamó un señor serio de aduanas a mi teléfono diciendo que ya estaba todo en regla y que ya estaban seguros de que mi Jorge no era un terrorista, luego mi Jorge tuvo que discutir un poco porque la señorita de Tráfico no se creía que nos había llamado el señor serio de aduanas para arreglar los papeles. Mi Jorge que sí, ella que no, mi Jorge que sí, ella que a ti quién te va a llamar, para salirse con la suya le hizo empezar de nuevo el proceso porque había un sello en el pasaporte que no tenía que estar y mi Jorge se volvió a enfadar un poco. 
Un par de semanas más tarde el señor serio de aduanas volvió a llamar a mi teléfono para decirme que estaba todo en regla y que ya estaban seguros de que mi Jorge no era un terrorista, y mi Jorge ya no tuvo que discutir más. 
Luego, a los dos días, un alumno le coló un billete falso de veinte dólares en el instituto. Por lo visto hay una mafia que se dedica a colar dinero falso en los institutos de la zona: ven a un profe que no conocen, le piden cambio en un momento en que haya follón, el profe no lo piensa mucho y da cambio y pum, ya está, ni te enteras. Mi Jorge se asustó un poco cuando fue a pagar en un Starbucks con el billete falso que no sabía que era falso, porque igual llamaban al FBI y eso. Pero fueron majos, se quedaron con el billete falso y le pusieron un café. Y le desearon que tuviera un buen día. 
Luego claro, cuando mi directora dice en un claustro que en este estado es legal que los padres peguen a un niño hasta tres cachetes en el culo con la mano abierta pues te tienes que reír. 
Ayer estuvimos en un restaurante amish y la camarera que no era amish nos dejó dicho en la cuenta que Jesús nos ama, lo que es de agradecer. En la mesa había un panfletillo en el que explicaban que en 1964 el salario medio anual aquí eran 6.000 dólares, una casa te costaba 13.000 y un coche 3.500. 
Menos mal que la comida estaba buena, que un poco más mezclando cosas y me estalla la cabeza. Y así todos los días. 
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