Revista Diario

Sobre volver y el apocalipsis

Publicado el 19 marzo 2020 por Anamarinosa
La última vez que estuve en Miami me pasó un tiburón a un metro de distancia. Cuando lo conté así, a lo loco por WhatsApp para hacerme la interesante, mi padre dijo "hostias", mi piltrafilla dijo "nena qué miedo más grande" y mi primi dijo que si a mí no me podía picar una medusa como a todo el mundo. Yo le dije que no, que yo a lo grande, pero pensé entonces que era el momento apropiado para volver a España. Lo pensé, pero no lo dije, porque yo soy de esas que en algún momento se va a querer volver a ir porque soy así, y eso en teoría se da de tortas con lo de volver a casa.
Las contradicciones, que me matan mucho.
El día que llegué a mi casa abrí un armario y encontré once almohadas, de las que no reconocí como propias más de cuatro. Desde entonces he hecho obra en casa, he tirado de todo a la basura, he usado Wallapop, he usado el Market ese de Facebook que es muy efectivo porque el chat va mejor que el del Wallapop y no se cuelga tanto. Mi Jorge, que para estas cosas es muy espabilado, le colocó a uno la maleta azul de tapa dura y doble cremallera sin despeinarse: el pavo le dijo que es que quería una maleta con cierra de bisagra, mi Jorge le dijo que eso era muy antiguo y que ya no se estilaba, el otro le dijo que vale pero que le hiciera una rebaja, mi Jorge le dijo que de rebaja nada, que la vida está muy mal, y el otro dijo que vale, que se la llevaba.
Al principio era todo muy loco siempre, porque estás tres años allí y luego te vienes aquí y Telecinco sigue siendo igual. Porque claro, hace unos meses yo vivía en inglés, pagaba en dólares y mis alumnos eran negros, y ahora cojo el 35 de las ocho menos veinte de la mañana. Que si te tienes que hacer al horario, que si la gente por la calle es blanca y delgada, que si lo de la propina es un lío porque tú siempre dejarías más, pero no quieres quedar como si fueras tonta que aquí somos mucho de juzgar al que va de rico, y no es plan. Así con todo.
Y de repente llega el apocalipsis y yo daría todo lo que tengo por tener balcón y perro, y no necesariamente por ese orden. La movida nos pilla aquí y sabes que allí va a haber mucha gente que va a enfermar, y no va a ir al médico porque los seguros no cubren ni la prueba ni todo lo que rodea al momento de hacértela, y te da pena. Luego te pones a pensar que menos mal que estamos aquí, que aunque la gente sea muy cafre es menos cafre que en otros sitios para estas cosas, todo hay que decirlo.
Y en esas estamos, acostumbrándonos a eso de hablar del coronavirus como si supiéramos de lo que estamos hablando. Va para rato.

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