Revista Diario

Los duendes (Hermanos Grimm). Cuento completo para Navidad.

Publicado el 15 noviembre 2025 por Elcopoylarueca

LOS DUENDES

«…Y la magia se hace cargo de las cosas».
Peter Straub

Los duendes (Hermanos Grimm). Cuento completo para Navidad.

Ilustración de Internet enmarcada por El Copo y la Rueca.

Educar en sentimientos, aprender a descubrirlos y a comprenderlos… Esa es la razón que da sentido al fantasioso y emocionante universo donde gravitan los denominados cuentos clásicos de la literatura infantil. Pero, ¿por qué recuerdo esto? Pues…, porque voy a compartir con ustedes Los duendes, cuento que los Hermanos Grimm salvaron del olvido.

Es Navidad y aunque entre las tradiciones orales y populares, atesoradas por los Hermanos Grimm, no hay ninguna directamente relacionada con esta festividad, sí que es cierto que tanto la Navidad como los cuentos clásicos, que dieron origen a las versiones que han hecho soñar a generaciones y generaciones de niños, comparten, al margen de dogmas, significados e intenciones de gran trascendencia. La fundamental: la creencia en los milagros.

Las Pascuas y las narraciones infantiles se hermanan, por ejemplo, en la transmisión de ilusión, elemento que se da, incluso, en aquellas versiones, como las de Andersen, donde los finales son trágicos; pues esos desenlaces enseñan que pueden ser diferentes si se modifican nuestras actitudes: en nuestras manos está el que una «pequeña cerillera» no muera de frío y de hambre mientras estamos celebrando, con lo mejor del hogar, la noche de Nochebuena.

Pero también se hermanan en la estimulación de los valores y de la creatividad a través de intensas historias donde la fantasía, contada de manera simple, es el elemento fundamental. Son las narraciones de los Hermanos Grimm desbordantes y complejas, porque en ellas se establecen luchas de contrarios, como sucede en el alma, porque en estos cuentos la conciencia y la inconciencia no son ajenos al marco comunitario.

Batallando contra el egoísmo, la violencia, el miedo a los desconocido, la ignorancia, la malicia, el abuso infantil… están la libertad, la bondad, la solidaridad, la voluntad de la realización personal, la reciprocidad, el agradecimiento, el esfuerzo…

¿Quién puede afirmar que Rapunzel, Hansel y Gretel, Blancanieves, Cenicienta, el Aprendiz del molinero, la Muchacha de los gansos, la Bella Durmiente… son portadores de mensajes simples? Esas tramas, que surgen y se desarrollan en ambientes mágicos, y que nos hacen «sentir» y «ver» lo que leemos, estimulan la percepción, la atención, la memoria, el lenguaje… ¡Avivan el pensamiento! 

¿Qué adulto no recuerda los bosques umbríos y amenazadores, donde los truenos se confundían con el hambriento rugir de las tripas de los lobos? ¿Quién no recuerda las ollas de las brujas, siempre ardiendo y a la espera de que la candidez en ellas cayera? ¿Quién no deseó ser compañero de aventuras del chico que nunca creció? ¿Quién olvidó a los príncipes y a las princesas, socorridos por conjuros que evitaban que los dramas se volvieran tragedias? ¿Y quién no lloró con la Sirenita, atrapada en la malla tejida por los suspiros del primer amor? Afirmaba Charles Dickens, otro encantado, que quien a los cuentos clásicos se acercó quedó para siempre hechizado. A mi también me pasó.

Lector, considero que, aunque el argumento principal de Los duendes no gira alrededor de las Pascuas, el relato es poseedor del poder cautivador y de los mensajes que lo hacen meritorio de formar parte de la literatura de esta época del año.

En Los duendes hay «misterio». En él, «algo» sucede que provoca asombro, que está más allá de la lógica. Los duendes resalta el poder de la constancia, de la correspondencia, de la misericordia, del trabajo que dignifica. Esta narración, que leerás a continuación, es ciencia de la vida vestida con palabras encantadas. Y es, como la Navidad, un canto a la Esperanza. 

Los duendes (Hermanos Grimm). Cuento completo para Navidad.

LOS DUENDES

Los duendes (Hermanos Grimm). Cuento completo para Navidad.

Ilustración de Internet enmarcada por El Copo y la Rueca.

Érase una vez un zapatero que, sin ser culpa suya, se había empobrecido tanto, que ya no le quedaba nada más que cuero para hacer un par de zapatos. Una tarde se puso a cortar el cuero para los zapatos en los que quería trabajar a la mañana siguiente y, como tenía buena conciencia, se echó tranquilo en la cama, se encomendó al buen Dios y se quedó dormido. Por la mañana, después de su oración, cuando iba a sentarse a trabajar, vio que los zapatos estaban completamente listos sobre la mesa. Se quedó asombrado, sin saber qué decir. Entonces, tomó los zapatos en sus manos para verlos de cerca. Estaban trabajados tan finamente que no tenían ni una sola puntada mal dada, justo como tenía que estar una obra maestra.

Poco después, entró ya un comprador y los zapatos le gustaron tanto que pagó por ellos más de lo normal y el zapatero pudo adquirir, con el dinero, cuero para hacer otro par de zapatos. Por la tarde cortó el cuero, pues quería ponerse al trabajo a la mañana siguiente, con ánimo renovado, pero no fue necesario pues, cuando se levantó, ya estaban listos y no dejaron de venir compradores que le dieron tanto dinero que pudo comprar cuero para cuatro pares de zapatos. Por la mañana, temprano se encontró también con los cuatro pares listos; y así siguieron las cosas. Lo que cortaba por la tarde, estaba manufacturado por la mañana y no pasó mucho tiempo hasta que tuvo de nuevo unos buenos ingresos y, por fin, se convirtió en un hombre próspero.

Entonces, ocurrió que una tarde, no mucho antes de Navidad, en la que el hombre estaba cortando el cuero para los zapatos, y antes de retirarse, le dijo a su mujer:

—¿Qué pasaría si esta noche nos quedásemos en vela para ver quién nos está echando esta mano que tanto nos ayuda?

La mujer estuvo de acuerdo y encendió una luz. Luego se ocultaron en un rincón del salón, detrás de unas ropas que estaban tendidas y, desde allí, se pusieron a observar. A medianoche, llegaron dos pequeños hombrecillos desnudos, muy lindos, que se sentaron ante la mesa del zapatero, que tomaron todo el material que estaba ya cortado y comenzaron a dar puntadas, a coser y a sacudir con sus dedos, de un modo tan ágil y rápido, que el zapatero no podía dejar de mirar, de puro asombro. No pararon hasta que todo estuvo acabado y listo sobre la mesa. A continuación, saltaron de allí y se marcharon rápidamente.

Los duendes (Hermanos Grimm). Cuento completo para Navidad.

Ilustración de Internet enmarcada por El Copo y la Rueca.

A la mañana siguiente, la mujer dijo:

—Los pequeños hombres nos han hecho ricos, tendríamos que mostrarles nuestro agradecimiento. Corren tanto de allá para acá, sin nada sobre el cuerpo… deben de quedarse helados. ¿Sabes una cosa? Voy a hacerles una camisita, un abrigo, un jubón y unos pantaloncitos y, a cada uno, un par de medias. Tú puedes hacerles, a cada uno, un par de zapatitos.

El hombre dijo:

—Me parece muy bien —y, por la tarde, cuando tuvieron todo listo, dejaron los regalos sobre la mesa, en lugar del cuero cortado y se ocultaron para ver cómo reaccionaban los hombrecillos. A medianoche, llegaron dando saltos y quisieron ponerse de inmediato al trabajo, pero no encontraron cuero cortado sino las preciosas ropitas. Al principio, se mostraron sorprendidos, pero luego manifestaron una enorme alegría. Rápidamente se vistieron, se ajustaron al cuerpo las bellas vestimentas y cantaron:

¿Es que no somos chicos guapos y elegantes?
¡Ya no seremos zapateros como antes!

Entonces, empezaron a dar brincos y a danzar, y saltaron sobre las sillas y los bancos. Finalmente, se pusieron a bailar a la puerta de la casa y, en adelante, ya nunca se los vio, pero al zapatero le fue bien mientras vivió y tuvo suerte en todo lo que emprendió.

Los duendes (Hermanos Grimm). Cuento completo para Navidad.

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