“Y, eterna, la llama de mi corazón sube en espirales a iluminar el horizonte”.
Alfonsina Storni.
Espiral (detalle), escultura, Osvaldo Peña, acero y fibra de vidrio, 1995.
ESPIRAL
Sobre las ruinas de su casa reluce el prado color pistacho y el cielo de tonos violetas y rosas.
Sobre las ruinas de su casa comprendió que el hombre es únicamente el ser que en él habita.
Y sus párpados hinchados se abrieron ante las grandes verdades.
Pensó:
“Estás, todo lo demás no son más que sumas de tus debilidades”.
“Eres sujeto. Eres tiempo presente”.
“Eres humanidad”.
Y avanzó con el sol filtrándose entre las hojas de los árboles.
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